Rusia ha lanzado más de 4.700 misiles sobre territorio ucraniano desde el inicio de la invasión. Unos bombardeos que en las últimas semanas se concentran en hacer cada vez más difícil la vida de los ucranianos, dejándolos sin luz, agua y calefacción con gélidas temperaturas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta hoy de que millones de personas se enfrentarán a condiciones potencialmente mortales este invierno. Entretanto, crece la preocupación por los ataques en la central nuclear de Zaporiyia.
Durante el fin de semana, la planta ha reportado hasta 12 ataques. Han resultado dañados edificios, equipamientos y sistemas. Desde Organización de las Naciones Unidas (ONU) han calificado la situación de la central como "extremadamente perturbadora".
Kiev asegura que todo esto es para que los rusos corten el suministro de energía a la población y "congelarlos hasta la muerte". Además, Ucrania insta a evacuar a los civiles de los lugares liberados de Jersón y Mykolaiv, ya que temen que los daños producidos a la estructura crítica sean muy graves y no puedan sobrevivir al invierno.