La Cumbre del Clima de Egipto acaba con un acuerdo de mínimos en el pitido final. Las naciones participantes han aprobado la creación de un fondo económico para que los países ricos aporten dinero a los más vulnerables por los daños y pérdidas que ya causa el cambio climático. Sin embargo, nada ha cambiado en lo referente a los recortes de gases de efecto invernadero necesarios para bajar la temperatura del planeta o a reclamar el abandono de los combustibles fósiles de una vez por todas. El presidente de la COP27, Sameh Shoukry, ha sido el encargado de dar a conocer las conclusiones de la cumbre.
La Conferencia por el Cambio Climático de Naciones Unidas ha aprobado la resolución por la que se prevé la creación de un fondo destinado a financiar los daños climáticos que ya sufren los países más vulnerables a los efectos del calentamiento global y ha sido calificada como histórica.
El acuerdo, adoptado por consenso en la asamblea plenaria que ponía fin a la conferencia climática en Egipto, ha sido recibido con un sonoro aplauso por parte de todos los representantes en el patio de butacas.
Los delegados acordaron establecer mecanismos de financiación para pérdidas y daños en las primeras actas de una reunión que se convocó después de las 04.00 horas en la ciudad egipcia de Sharm El Sheij, pero continuaban deliberando sobre otros temas como la transición para dejar atrás los combustibles y controlar la emisión de gases de efecto invernadero.
Según se ha reflejado en el texto, los países han establecido un consenso respecto a la "necesidad inmediata" de aportar recursos financieros "nuevos, adicionales, predecibles y adecuados" para ayudar a los países en desarrollo que se encuentran en una posición vulnerable respecto a los impactos "económicos y no económicos" del cambio climático.
En este sentido, se hace referencia a los desplazamientos forzados y los efectos en el patrimonio cultural, la movilidad y la vida, así como a los medios de subsistencia de las comunidades, por lo que subrayan la importancia de dar una respuesta "eficaz y adecuada" a las pérdidas y daños.
Los países han acordado que aquellas naciones que más emisiones emiten también puedan contribuir al fondo, como es el caso de China e India. Ese fue, precisamente uno de los aspectos que estuvo a punto de hacer saltar por los aires la cumbre el sábado por la mañana, junto al hecho de que estuvo a punto de caer el objetivo de limitar el incremento de temperatura global a 1,5ºC. Estas cuestiones fueron marcadas como líneas rojas para la Unión Europea que el sábado por la mañana anunció que estaba dispuesta a marcharse de Egipto sin acuerdo porque no sería "cómplice" de un mal acuerdo.*
Sin embargo, quedan muchos detalles por concretar como la cantidad destinada a este fondo y cómo se llevará a cambo el abono de las pérdidas y daños causados.
Finalmente, la resolución se aprueba tres décadas después de que Vanuatu demandase un fondo de seguro para las naciones insulares por la subida del nivel del mar, según informa Bloomberg.
Otra de las novedades, esta vez en materia de océano, el Acuerdo de Sharm-El Sheikh ha acordado que a partir de 2023 los temas relativos al océano estarán guiados por dos cofacilitadores seleccionados por las partes cada dos años que serán los responsables de decidir los tópios para dirigir el diálogo, en consulta con las partes y con los observadores y prepararán un sumario de cuestiones que se llevarán a las cumbres.
El acuerdo se ha alcanzado durante las negociaciones de última hora sobre cómo abordar el creciente número de víctimas como consecuencia del cambio climático en países en desarrollo que no han contribuido o lo han hecho en menor medida a las emisiones nocivas.
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha celebrado la aprobación de este fondo que constituye "un símbolo político para reconstruir la confianza perdida", aunque ha lamentado que "claramente esto no va a ser suficiente".
"Las voces de aquellos que hacen frontera con la crisis climática deben ser escuchadas. Naciones Unidas va a apoyar estos esfuerzos en cada paso del camino", ha asegurado tras valorar que esta cumbre ha supuesto un "importante paso hacia la justicia".
El acuerdo sobre pérdidas y daños es un hito en la política climática global: un reconocimiento de que las naciones más ricas son responsables ante el mundo en desarrollo por el daño causado por el aumento de las temperaturas.
Pero la conflictiva cumbre, en el contexto de una crisis energética mundial provocada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia, ha dejado al descubierto serias discrepancias sobre cómo el mundo debería navegar la transición para alejarse de los combustibles fósiles, y se ha quedado corta a la hora de promover las ambiciones de COP anteriores para controlar las emisiones dañinas de gases de efecto invernadero.
El resultado, respaldado por casi 200 países en la madrugada del domingo, es una decepción para la Unión Europea, que había comenzado el sábado amenazando con retirarse si el texto no fortalecía la ambición de reducir las emisiones de carbono. A pesar de algunos cambios menores, reiteró en gran medida el lenguaje de la reunión de Glasgow del año pasado sin que se haya logrado un compromiso más amplio para reducir gradualmente los combustibles fósiles, en lugar de solo el carbón, ni un objetivo para reducir las emisiones globales para 2025.
"Si bien el progreso en pérdidas y daños es alentador, es decepcionante que la decisión en su mayoría copió y pegó el lenguaje de Glasgow sobre la reducción de las emisiones, en lugar de tomar nuevos pasos significativos", explica a Bloomberg la directora ejecutiva del Instituto de Recursos Mundiales, Ani Dasgupta. "Es alucinante que los países no hayan reunido el valor para pedir la eliminación gradual de los combustibles fósiles, que son el principal impulsor del cambio climático", ha lamentado.
El avance en pérdidas y daños se ha producido después de una serie de negociaciones de última hora sobre cómo abordar el creciente número de víctimas que el cambio climático está cobrando a las naciones en desarrollo que han contribuido poco a las emisiones de gases de efecto invernadero que impulsan el fenómeno. El problema adquirió una nueva urgencia tras las inundaciones del monzón este verano en Pakistán que dejaron miles de muertos y causaron pérdidas por al menos 30.000 millones de euros.
El simple hecho de incluir el tema en la agenda de negociación formal se consideró un hito pero, incluso entonces, parecía poco probable que las conversaciones de la COP27 resultaran en un nuevo fondo.
"Se ha cumplido una misión de treinta años de desarrollo", dijo Molwyn Joseph, Ministro de Antigua y Barbuda y presidente del grupo AOSIS de pequeñas naciones insulares. "Nuestros ministros y negociadores han soportado noches de insomnio y días interminables en una intensa serie de negociaciones, pero después del dolor viene el progreso", añade.