Un grupo de pescadores encontró recientemente un pez remo, conocido también como el 'pez del fin del mundo', en una playa de la Isla Talcán, en Chaitén (Chile). Se trata de una especie relacionada con los desastres naturales y los malos augurios en la cultura popular de varios países latinoamericanos. Incluso se habla de 'maldición' para quien tiene el 'infortunio' de hallar dicho animal. Por otra parte, científicos de Florida, EEUU, descubrieron un caimán entero en el interior de una pitón.
Por eso, los descubridores exhibieron la imagen del animal, de algo menos de cinco metros de longitud, en redes sociales con el irónico título "hallazgo del día". Los internautas más supersticiosos no se hicieron esperar y comenzaron a pronosticar eventos desafortunados, destacando el hecho de que se produzca un fuerte terremoto. La publicación se ha hecho viral.
Aunque lejana, la historia se origina en Japón, donde el pez es conocido como 'Ryugu no tsukai' (en español significa 'Mensajero del Palacio del Dios del Mar') y se cree que su incursión en las costas vaticina un seísmo.
A diferencia de otros animales marinos, el pez remo no tiene dientes grandes ni es particularmente raro. Vive en zonas marinas entre los 200 y 1.000 metros de profundidad, tiene una aleta dorsal desde los ojos hasta la cola y una cresta roja en la cabeza, siendo esta posiblemente su mayor distintivo.
El ejemplar de mayor longitud encontrado hasta ahora, también en las costas chilenas, donde por cierto esta especie no es común, medía 11 metros de largo.
Sin embargo, este no es un hecho aislado, ya que su aparición ha provocado el miedo y curiosidad en otros países como México e inclusive en Japón, en la Bahía de Toyama. Otras leyendas aseguran que el pez remo tiene la capacidad de comunicarse con los seres humanos, incluso llegando a transformarse en uno de ellos y pasar desapercibidos, según indica Milenio.
El diario se hace eco de las palabras del sismólogo Kiyoshi Wadatsumi, quien afirmó que "los peces de aguas profundas que viven cerca del fondo del mar son más sensibles a los movimientos de fallas activas que los que se encuentran cerca de la superficie".
La leyenda se reforzó en 2011, cuando el terremoto de Fukushima devastó Japón. Un año antes de aquel terrible suceso, decenas de 'peces del fin del mundo' aparecieron en las costas del país nipón.