La caída de un misil la pasada noche, por entonces desconocido, y que provocó la muerte de dos personas en Polonia, hizo saltar todas las alarmas en el mundo ante el riesgo de una Tercera Guerra Mundial. Los principales líderes de la OTAN, recibieron la noticia durante la cumbre del G-20 en Bali, dejando unas postales para el recuerdo: sus caras de terror ante lo que podría ser un conflicto bélico a gran escala. Finalmente, las tensiones ante un posible ataque por parte de Rusia ante un miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte se han calmado tras las investigaciones realizadas por Polonia y la OTAN sobre la procedencia del proyectil. A pesar de ello, las reuniones han seguido hoy en Bruselas dónde se ha vuelto a hacer hincapié en que el verdadero culpable de lo ocurrido sigue siendo Rusia.
Las reuniones han estado marcadas por cabezas frías y ganas de calmar las tensiones. Por ello, la OTAN ha aclarado que no existen pruebas de que Rusia tenga intención de atacar a ningún miembro actual de la organización. Desde primera hora de la mañana algunos líderes mundiales se han sentado en la mesa para dar un mensaje de unidad, pero también de gravedad. Las caras y gestos de la gran mayoría de miembros era de total preocupación antes de que se esclarecieran los hechos.
La inquietud del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al igual que la de otros líderes mundiales como el canciller alemán Olaf Scholz o el presidente francés Emmanuel Macron era máxima. La tensión ante una tercera Guerra Mundial hizo salir antes de la cama hasta el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien se reunió de urgencia con su jefe de Estado. Fue este mismo el primero en rebajar las tensiones al calificar de "poco probable" que Rusia hubiese lanzado un ataque contra un miembro de la OTAN.
En esta dinámica, el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, también ha asegurado que no existen pruebas de un ataque deliberado por parte del gigante soviético. Pero a pesar de que las tensiones han concluido después de la confirmación de que el misil era de procedencia ucraniana, Stoltenberg ha querido recalcar que el principal culpable de este conflicto sigue siendo Rusia, y que este sigue afectando a miles de personas que continúan en Ucrania.