Un tesoro escondido bajo el barro en Italia asombra una vez más a los arqueólogos

  • 24 estatuas de bronce etruscas y romanas datadas entre los siglos II a.C y I d.C

  • El hallazgo se produce en las antiguas termas de Casciano, un yacimiento en la provincia de Siena

  • Descubiertas en una antigua piscina termal de agua caliente que ha favorecido su conservación

Italia esconde siempre algún tesoro preparado para salir a la luz y maravillar una vez más a arqueólogos y curiosos. Esta semana ha sido anunciado el hallazgo de 24 estatuas de bronce, enfangadas en lo que había sido una antigua agua termal en la ciudad de Casciano dei Bagni, en la provincia de Siena, en la parte centro norte del país. Los bronces, de los que ya desde el primer momento los expertos declararon su grandísimo valor, pertenecen a los siglos que comprenden desde el II a.C y I d.C, y se habían mantenido casi intactos, a pesar de tener más de dos mil años, gracias al calor de esas aguas especiales. Allí se encuentra uno de los puntos termales más importantes de Europa donde las aguas llegan a temperaturas de hasta 40º. Su descubrimiento no ha dejado indiferente y su forma tampoco, algunas de ellas llegan incluso a medir un metro y estaban, tal cual, enterradas en el lodo.

Es verdad que el país transalpino es una fuente casi inagotable de historia, cultura y arte, pero los expertos han señalado esta no solo como increíble por su antigüedad y su conservación, sino porque hay muy pocos hallazgos en bronce en todo el Mediterráneo de este valor. Es prácticamente único. El director general de Museos del Ministerio de los Bienes Culturales, Massimo Osanna, la ha definido como “el descubrimiento más importante desde los Bronces de Riace”. Los hallazgos de este tipo de estatuas son poco comunes y la comparación que hace el experto resale al agosto del 1972 cuando en una ruta de pesca submarina en el mar Jonio, cerca de la provincia del sur de Reggio Calabria, se encontraron los llamados 'Bronces de Riace', consideradas de un valor artístico enorme.

Este nuevo tesoro se localiza concretamente en un santuario etrusco-romano y las excavaciones han sido conducidas por el arqueólogo Jacopo Tabolli de la Universidad extranjera de Siena y habían comenzado en 2019. Las estatuas representan, en su mayoría, divinidades o matronas romanas, emperadores y dioses y, explican, fueron usadas en el lugar sagrado que era ese enclave y, tras ser cerradas las iniciales grandes piscinas termales, no fueron destruidas, solo enterradas, sepultadas de forma cuidadosa, convirtiéndose así en un depósito único de la Italia antigua. Se encontraron también hasta seis mil monedas en oro, plata y bronce y, como señala Tabolli, “el santuario es como un laboratorio de investigación sobre la diversidad cultural de la antigüedad, un testimonio único de la movilidad etrusca y romana”. En los siglos en los que esa fuente termal era un hervidero, llegó a estar el emperador Augusto, la expansión romana estaba en auge y estos hallazgos representan el gran cruce cultural.

Se incluyen además otros objetos más curiosos como una mano sosteniendo dinero, un pene, unas tetas y un niño envuelto en un pañal que habría sido ofrecido a los dioses para una mayor fertilidad o, simplemente, buena suerte. Las termas eran consideradas un lugar sagrado y por eso los objetos que se encuentran eran resultado de peticiones o deseos que suplicaban a las divinidades. A ese fin se deben la diversidad de ofrendas encontradas. Luigi Fozzatti es uno de los arqueólogos subacuáticos más prestigiosos de Italia. Comenta para NIUS la noticia de este hallazgo: “No se pueden equiparar al valor de los ‘Bronces de Riace’, pero la grandísima importancia de este descubrimiento es que se encuentran en su propio contexto, en las termas, un lugar de culto que permite reconocer la época, de transición de la era etrusca a la romana, y encuadrar el valor y el papel que tenían estas piezas que eran, en su mayoría, ofrendas. Y ese aspecto es poco común, normalmente estos descubrimientos se encuentran aislados de su contexto”, explica. Aclara, además, que ahora se producirá un “estudio interdisciplinar” de toda la información que contiene, en diversos ámbitos, de todas estas piezas conservadas de forma tan espectacular, confirma el experto, gracias a esas aguas calientes. 

El gran estado de conversación destacado por los investigadores ha permitido también descifrar las inscripciones en latín y en lengua etrusca que permite localizar familias del entorno y miembros de la élite o terratenientes del mundo romano y etrusco. “Esto va a reescribir la historia y ya trabajan en él 60 expertos de todo el mundo”, dice Tabolli. Ahora las excavaciones se frenan hasta la próxima primavera, a la espera que nuevos tesoros puedan aún aparecer enterrados. Las estatuas mientras tanto pasarán por restauración, en un laboratorio de Grosseto, siempre en la zona de la Toscana y pronto serán expuestas en el pueblo en el que fueron encontradas. Un hecho, el primero desde su nombramiento, que no ha pasado desapercibido a los ojos del nuevo Ministro de Cultura italiano, el periodista Gennaro Sangiuliano. Confirmó que era un “descubrimiento excepcional” para un país, Italia, con una riqueza patrimonial inmensa.