Negociar o no negociar con Rusia, esa es la cuestión. Ni los altos mandos militares estadounidenses ni los cargos políticos con más peso dentro del Gobierno del presidente Joe Biden se ponen de acuerdo entre ellos en si es el momento de presionar a Ucrania para buscar una salida negociada al conflicto que dura ya más de ocho meses, según The New York Times.
"Hemos visto al ejército ucraniano luchar contra el ruso hasta detenerlo. Ahora, lo que depare el futuro no se sabe con certeza, pero creemos que hay posibilidades de buscar soluciones diplomáticas", señaló el jueves el general Mark A. Milley, el militar de mayor rango en Estados Unidos, en una entrevista en la cadena CNBC. Un día antes, ya insinuó que había que "aprovechar el momento".
Y, ¿cuál es el momento? El general Milley considera que Kiev debería refrendar en una mesa de negociación sus victorias en el campo de batalla Pero ni el propio Biden, ni Jake Sullivan, su asesor de seguridad nacional, comparten la idea. La Administración considera que es demasiado pronto, por dos razones principalmente, según el diario neoyorkino:
La Casa Blanca ha querido distanciarse de cualquier percepción de estar presionando al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski para que ceda territorio, incluso tras recuperar la estratégica ciudad de Jersón, la única capital que logró conquistar tras la invasión de Ucrania. "Estados Unidos no está presionando a Ucrania", afirmó Jake Sullivan. Son conscientes, eso sí, de que solo se podrá alcanzar la paz negociando. "Eso solo depende de los ucranianos. Nada sobre Ucrania sin Ucrania", dijo el presidente Biden.
"Mi sensación es que la Administración está barajando la posibilidad de la diplomacia", ha explicado a The New York Times Charles A. Kupchan, profesor de la Universidad de Georgetown y autor de un ensayo reciente que promueve las negociaciones. "Es como poner la mesa, pero sin sentarse a la mesa", ha agregado.
Esta semana, el Gobierno estadounidense trasladó a Kiev su convencimiento de que, de momento, ninguna de las ofertas rusas para negociar son factibles por sus exageradas demandas, que prácticamente equivalen a una rendición incondicional y el reconocimiento implícito de la soberanía rusa sobre los territorios ucranianos que se ha incorporado.
De hecho, a finales de septiembre, tras las anexión rusa de las cuatro regiones ocupadas, Zelenski, declaró "imposible" negociar con Putin. "Negociaremos con el nuevo presidente", afirmó en un discurso.
The Washington Post no descartaba esta semana la posibilidad de que el presidente ucraniano respalde la reapertura de las negociaciones una vez llegado el invierno, cuando las bajas temperaturas prácticamente imposibiliten los combates y se abra una ventana a la diplomacia, según fuentes estadounidenses.
De momento, y ante los avances ucranianos en Jersón, los responsables estadounidenses se preguntan ahora si Ucrania tiene intención de lanzar ofensivas en la península de Crimea, una estrategia que sí podría terminar de sepultar todas las expectativas de un acuerdo de paz dada la importancia estratégica que este territorio, incorporado a Rusia desde 2014, representa para el Kremlin. "Algunos de los países del G7 que han pedido una paz justa y negociada ven un posible punto de inflexión si las fuerzas ucranianas se acercan a Crimea", según las fuentes del diario.
Tras las elecciones de medio mandato en Estados Unidos, Zelenski ha expresado su deseo de que se mantenga "el apoyo bipartidista". Esta semana, Washington ya ha anunciado un nuevo paquete de asistencia militar a Ucrania por valor de 400 millones de dólares, que contendrá sistemas de defensa antiaérea para protegerse de los bombardeos rusos.
La ayuda incluye cuatro sistemas de defensa antiaérea Avenger y misiles portátiles Stinger, así como munición adicional para los denominados HIMARS, sistemas de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad, que son de largo alcance. En el paquete también hay 21.000 piezas de artillería de 155 milímetros y otras 500 de precisión guiadas, así como 10.120 proyectiles de mortero y 100 todoterrenos Humvee.
El debate en Washington sobre si negociar o no se produce cuando surgen preguntas de hasta cuándo durará el apoyo militar estadounidense a Ucrania.