Los demócratas norteamericanos habían hecho campaña en los últimos días con el lema de "ganar las elecciones de mitad de legislatura para defender la democracia". Querían apartar de la vida política el fantasma del ataque de los partidarios de Donald Trump al Capitolio. El resultado no es bueno para los de Joe Biden, pero suficiente para no entregar las dos cámaras a los republicanos (Senado y Cámara de Representantes). A la espera del cierre total del recuento, en Washington ya manejan los primeros resultados.
Los análisis dicen que los republicanos van de camino a hacerse con la mayoría en la Cámara de Representantes. La pregunta es por cuántos escaños: porque una mayoría holgada puede hacer una oposición firme a la agenda de Joe Biden, pero si es más ajustada, entonces las cosas se complican también para los republicanos. Por eso, hay muchos conservadores que hoy hablan de "decepción", no han visto esa ola republicana que esperaban. Mientras, en el Senado, las cosas siguen en el aire, muy ajustadas. Los demócratas son optimistas y dicen que han superado todas las expectativas.
Los republicanos van ganando en Cámara de Representantes, pero su victoria, a esta hora por la mínima, está muy lejos de la debacle demócrata que vaticinaban las encuestas. Ha habido que postergar la fiesta en el cuartel del expresidente Donald Trump. Nada está cerrado todavía, igual que ocurre en el Senado. Aún no hay adjudicadas mayorías. La reñidísima batalla por la Cámara Alta se libra ahora en tres estados: Arizona, Nevada y Georgia.
En este último tendrán que celebrar una segunda vuelta y hasta diciembre no sabremos si es para los demócratas o los republicanos. Todo será diferente para el presidente Joe Biden si tiene a favor o en contra una o las dos cámaras legislativas. Llama la atención que más de un centenar de republicanos elegidos defienden el fraude electoral alegado hace dos años por Donald Trump. Ahora por cierto, el expresidente ha vuelto a sembrar la duda.