Crucial jornada electoral en Estados Unidos. Por el momento, se han registrado algunos incidentes. En Luisiana, la votación ha quedado interrumpida después de una amenaza de bomba en un colegio electoral, que ha tenido que trasladar sus mesas a otro centro, según ha informado el subsecretario de Comunicación del estado, John Tobler. Otro de los episodios más destacados se ha producido en la ciudad de Johns Creek, en el estado de Georgia, donde una madre y su hijo han sido retirados como trabajadores electorales después de comprobarse que ambos habían asistido al asalto al Capitolio de enero de 2021.
"Será una gran noche" para los republicanos, ha vaticinado el expresidente Donald Trump. Lo ha dicho tras depositar su voto rodeado de algunos simpatizantes y periodistas en Palm Beach (Florida).
Demócratas y republicanos se la juegan en las decisivas elecciones de medio mandato de Estados Unidos y en las que se renueva la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Estos comicios legislativos están marcados por una fuerte polarización política agudizada por la insistencia de Trump -y su seguidores- en no aceptar su derrota electoral frente al actual mandatario, Joe Biden. Trump sigue proclamando que le robaron las elecciones de 2020. Ese mensaje lo ha repetido sobre el escenario en sus últimos mítines de apoyo a candidatos republicanos, socavando sin complejos la confianza y la legitimidad del proceso electoral. Y lo ha hecho ante las primeras elecciones tras el asalto al Capitolio por una turba trumpista. Pese a todo, se prepara para lanzarse a la conquista de la presidencia en 2024. Se espera que anuncie su candidatura la próxima semana.
Las elecciones de medio mandato -en las que también se eligen gobernadores, alcaldías y otros cargos locales- se consideran tradicionalmente un referéndum sobre la gestión del presidente estadounidense en sus dos primeros años en la Casa Blanca. Es, por tanto, un momento clave para Biden, con una imagen debilitada por frecuentes lapsus y la inquietud por su estado de salud. En un contexto de alta inflación (la más alta en las últimas cuatro décadas), su popularidad está a la baja. El resultado de estas elecciones condicionará la segunda parte de su mandato.
"Hay demasiada violencia política, demasiado odio", decía el presidente Biden hace unos días. Responsabilizaba, así, a los trumpistas de enfangar el clima político. Sus declaraciones se producían tras el brutal ataque del que fue víctima el marido de la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi. Paul Pelosi, de 82 años, fue golpeado con un martillo cuando se encontraba en la casa de la pareja en San Francisco. Sufrió una fractura de cráneo y lesiones graves en un brazo y manos.
El atacante fue un hombre de 42 años, David DePape, que iba en busca de la política demócrata y que amenazó de muerte al marido mientras preguntaba por ella ("¿Dónde está Nancy? ¿Dónde está Nancy?", repetía). El agresor difundía en redes sociales teorías conspiratorias y el bulo de que Trump no perdió las elecciones. La influyente presidenta de la Cámara de Representantes ha dicho que ese desagradable incidente puede "condicionar" su futuro político.
Tras lo ocurrido, Biden recordó que el grito lanzado por el agresor ("¿Dónde está Nancy?") era el mismo que vociferaban algunos de los asaltantes del Capitolio aquel fatídico día en el que profanaron el templo de la democracia estadounidense. "Ya es suficiente. Todas las personas de buena fe deben mostrarse sin ambigüedades e independientemente de su ideología, contra la violencia en política", añadió. ¿Qué nos hace pensar que un partido puede hablar de elecciones robadas, de que la covid es un engaño, de que todo es un montón de mentiras y que eso no afectará a la gente que puede no ser tan equilibrada? ¿Qué nos hace pensar que eso no va a corroer el clima político?", insistió.
El ataque en la vivienda de Pelosi y sus reacciones son un reflejo de la hostilidad política que se respira en Estados Unidos. Una polarización impregnada de una retórica cada vez más agresiva.
Según una reciente encuesta de Washington Post -ABC News, el 88% de los estadounidenses (nueve de cada 10) se muestran preocupados por las divisiones y el mayor riesgo de violencia por motivos políticos; seis de cada 10 se declaran "muy preocupados". En torno al 80 % de los demócratas y los republicanos creen que la oposición política representa una amenaza que, si no se frena, "destruirá Estados Unidos tal como lo conocemos".
El FBI advirtió días antes de las elecciones de que existe una mayor probabilidad de actos violentos por parte de extremistas en los tres meses posteriores a los comicios, según una información de The Washington Post.
Otro sondeo de NBC News revela que alrededor del 67% de los votantes demócratas califican las elecciones estadounidenses como libres de fraude, frente a sólo el 27 % de los votantes republicanos. La retórica de Trump gana adeptos. La candidata republicana Kari Lake, que aspira a ser gobernadora de Arizona, ya ha afirmado que no aceptará una derrota.
Allí, en Arizona, el expresidente Barack Obama alertaba de que en ese estado "la democracia como la conocemos podría no sobrevivir". "No es una exageración, es un hecho", incidía. Biden, por su parte, ha insistido: "No hay lugar para la intimidación de los votantes o la violencia política en Estados Unidos, ya sea contra los demócratas o los republicanos". Mensajes de apelación a la democracia ante las arenas movedizas que transitan un terreno que ya se creía conquistado.