El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, continúa acrecentando su lista de lapsus y errores. Sin escapar una vez mas al foco de las redes sociales y sus memes, –como sucediese el pasado mes de septiembre cuando preguntó si una congresista fallecida se encontraba en la sala en la que ofrecía una conferencia–, ahora lo que ha hecho ha sido confundir la guerra de Ucrania con la de Irak y el lugar en el que falleció su hijo.
Todo ha ocurrido, concretamente, durante un discurso de campaña celebrado el martes en Florida, donde el mandatario estadounidense incurrió en un doble desliz. Primero, se refirió a la guerra de Irak queriendo hacerlo respecto a la de Ucrania. Después, para disculparse de ello, volvió a incurrir en otro lapsus preocupante al referirse a su hijo Beau Biden: “Hablan de la inflación. La inflación es un problema mundial ahora mismo por la guerra de Irak y el impacto en el petróleo y lo que está haciendo Rusia. Perdón, la guerra de Ucrania”, señaló en un primer momento, excusándose: “Disculpen, estoy pensando en Irak porque allí es donde murió mi hijo”, dijo. Pero no fue así.
Beau Biden murió en Maryland. Concretamente, en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed de Bethesda, a los 46 años, y tras una dura lucha contra el cáncer cerebral. Ocurrió en mayo de 2015, y fue en septiembre de 2009 cuando volvió de Irak tras servir como abogado militar en una brigada de la Guardia Nacional de Delaware.
Tras este desliz, el presidente norteamericano, durante otra parte de discurso en la que hablaba del precio de los medicamentos, volvió a referirse a él, aunque esta vez de forma correcta: “Mi hijo, que murió de un gliobastoma en fase 4… El coste de medicamentos fue enorme”, manifestó, recordando que “vivió 18 meses sabiendo que iba a morir”.
En ocasiones anteriores, Biden, de 79 años y figura recurrente para los asiduos a las redes, volvió a ser tendencia con su ‘saludo al aire’ en Auburn, Alabama; su equivocación al hacer creer que podía tener cáncer, obligando a desmentirlo a la Casa Blanca; o sus chuletas con frases preparadas para no meter más la pata ante las preguntas de los periodistas, entre otras tantas que, como en esta ocasión, hacen también que se dispare la preocupación por su estado de salud y sus facultades cognitivas.