Brasil está absolutamente dividido en dos. Las elecciones presidenciales de este domingo indican cómo la mitad de la población apoya políticas populistas izquierdistas, mientras que la otra mitad está con las políticas populistas derechistas. Solo una cosa en común: el populismo. En las elecciones de Brasil de este domingo, y con menos de dos millones de votos de diferencia (en un país de 210 millones de habitantes y 156 millones llamados a votar), una cosa queda clara: Lula deberá moderar su discurso y sus políticas. Una vez más las encuestas fallaron. Lula se enfrenta a su tercer mandato.
Varias son las razones para ello. La primera tiene que ver con el Congreso y el Senado ya que el partido de Bolsonaro ha ganado en ambas cámaras y Lula está en notable minoría parlamentaria. La segunda porque el partido de Bolsonaro ha ganado en la mayor parte de los estados del país las elecciones a gobernadores, y la tercera porque la división del país es tal, que es necesario buscar un entendimiento entre dos visiones radicalmente opuestas sobre la misma realidad.
Lula, el padre del populismo izquierdista latinoamericano tuvo un primer mandato como presidente de Brasil sensacional. Consiguió tranquilizar a los mercados tras su victoria, establecer relaciones con la mayor parte de las economías occidentales para que invirtieran en el país y lo hicieron. Lo hicieron hasta el punto que Lula sacó a 30 millones de personas de la miseria a la clase media, mejoró la competitividad del país y llevó a cabo reformas como la de las pensiones y la laboral que han permanecido en el tiempo. Lula gobernó como un socialdemócrata europeo, a favor del libre mercado y las inversiones en infraestructuras. Su segundo mandato fue otra historia, radicalización izquierdista y abuso de poder. Acusado de corrupción, se descubrió su extraordinaria fortuna y la de sus hijos, sus mansiones y sus lujos. Terminó en la cárcel, condenado por dos asuntos diferentes, aunque fue puesto en libertad por errores en el procedimiento. El no fue el único juzgado, su sucesora Dilma Rousseff también tuvo que dimitir por corrupción.
De este tercer mandato de Lula, en un país dividido por la mitad- en Brasil es obligatorio ir a votar- se espera al Lula más pragmático. El Lula capaz de centrarse en la pobreza y en la creación riqueza. Al menos es lo que piensan los analistas, ya que nunca antes un presidente había ganado por menos del 51% de los votos. Bolsonaro tendrá que reconocer su derrota. Sus gobernadores ya lo han hecho. Bolsonaro se convierte así en uno de los pocos presidentes de Brasil que no consiguen la reelección. Su populismo de derechas, la falta de sensibilidad respecto de la Amazonía y su machismo han sido tres de los elementos que le podrían haber llevado a perder las elecciones. A juicio de los expertos, Brasil - la mayor economía de América Latina comienza el 1 de enero del 2023 un periodo fundamental para futuro de la región. España es el segundo país inversor en Brasil. las multinacionales españolas como el Banco Santander o Iberdrola son las principales compañías en sus sectores en Brasil.