Meloni y Berlusconi firman la paz para poder formar Gobierno en Italia
Las negociaciones sobre los ministerios llevaban semanas generando tensión en el centro derecha
Berlusconi acusaba a Meloni de vetar los nombres de su partido, Meloni insistía en que solo quería “perfiles de alto nivel”
Las difusión de las notas del ex cavaliere en la primera sesión de la legislatura, el pasado jueves, que criticaban a Meloni desataron el huracán
“A Berlusconi le ha faltado escribir que no cedo a chantajes”, dijo Giorgia Meloni, próxima primera ministra de Italia, el pasado viernes, al terminar una reunión con su partido, Hermanos de Italia. El enfado era considerable. La razón había sido la filtración de unas notas, fotografiadas y publicadas en el diario Repubblica, en las que se veían los “apuntes” que Silvio Berlusconi tomaba el jueves, día de la inauguración de la legislatura en el Senado. Se veía escrito: “Meloni: prepotente, arrogante, ofensiva”. El líder de Forza Italia estaba molesto con la futura primera ministra por un reparto en los ministerios que no contentaba las aspiraciones del hombre por excelencia de la política italiana. Berlusconi y los suyos negaron así a votar al candidato de Hermanos de Italia, Ignazio la Russa, en un gesto que intentaba ser de protesta. Giorgia Meloni había ya tejido sus redes en la oposición para que su objetivo, que la Russa fuese presidente del Senado esa misma mañana, no fallase. Forza Italia abrió así un cisma en el centro derecha que escondía, además, a causa de las notas, algo que iba mucho más allá: un enfrentamiento personal entre el indiscutible hombre de derechas de Italia y la nueva líder, representante de una nueva generación más extrema y la persona con más poder hoy en Italia.
MÁS
Berlusconi hacía días que estaba molesto, el equilibrio en la formación de este nuevo Gobierno de derechas no le convencía. La líder de la coalición y ganadora de las elecciones, Giorgia Meloni, prepara desde hace semanas su Ejecutivo, el que conducirá como primera ministra y en el que, ha repetido en decenas de ocasiones, quiere solo gente “de primer nivel”. En la elección de qué ministerios obtienen sus socios, la Liga de Matteo Salvini y, en este caso núcleo del enfrentamiento, Forza Italia de Silvio Berlusconi, está en gran nudo. El ex cavaliere quería ministerios de peso, sobre todo el de la Justicia y el de Salud, este último sería para su más fiel consejera de los últimos tiempos, Licia Ronzzuli, de profesión enfermera y figura especialmente relevante en los últimos años en las decisiones del líder. Perfil que era inaceptable para Giorgia Meloni, que además del poco aprecio personal por Ronzzuli, parece ser que no la consideraba a la altura. Con este escenario, el jueves Forza Italia decidió hacer esa jugada de protesta, movimiento que trajo más problemas que soluciones y que desencadenó una guerra en el futuro Gobierno antes incluso de haberse creado.
La tensión entre los socios del centro derecha es vox populi en Italia desde hace meses, pero este desencuentro lo escenificaba de forma evidente. Durante el fin de semana varias voces, dentro de los propios partidos implicados y, en el caso de Berlusconi, incluido el consejo de sus propios hijos según apuntaban algunos rumores, pedían que se frenase la ofensiva. Los desacuerdos, insistían esas voces, ponen en riesgo la formación de un Gobierno que Italia necesita con urgencia ante la crisis inflacionaria y la guerra. Se anunciaba así este lunes un encuentro, a primera hora de la tarde, con el objetivo de llegar lo antes posible a un acuerdo sobre los ministerios más problemáticos. Varios representantes de Forza Italia se reunieron ya con otros de Hermanos de Italia para poder allanar el camino, insistiendo en que el caos ahora no conviene a nadie. Con cuarenta minutos de retraso finalmente llegó Berlusconi a la sede de Hermanos de Italia en el centro de Roma, en este caso el lugar era fundamental, significaba un gesto de acercamiento por parte del ex cavaliere que suele realizar este tipo de reuniones en sus diversas casas, en Roma o en Cerdeña. Fuera centenares de personas entre un gran número de periodistas, curiosos y turistas, que daban aún más relevancia al encuentro político. Los turistas miraban atónitos la escena, convencidos que llegaba una estrella de Hollywood y sorprendidos cuando descubrían que a quien se esperaba era a un político.
A la salida del encuentro se sabe que ha sido una reunión cara a cara, sin otras personas de ambos partidos, y que, en la línea de lo previsto, hay un ambiente pacifista y a favor de un acuerdo. No trascienden más informaciones a la espera del nombramiento oficial de ministros, a finales de esta misma semana, pero todo apunta a que Silvio Berlusconi ha obtenido, aunque sea en parte, algunas de sus peticiones. Lo que en Italia definen con la expresión “finire a tarallucci e vino” (terminar entre taralli, aperitivo italiano, y vino) para describir una cosa inicialmente compleja que termina de forma amigable, para casi quitarle importancia a la discusión, como si fuese una broma. Así que la paz entre Meloni y Berlusconi se firma a la italiana y sin flores -los rumores en la puerta de la sede de Hermanos de Italia decían que el ex cavaliere se presentaría con un ramo ante la futura primera ministra-. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Catania, Marcello Carammia, valora los acontecimientos de los últimos días. "Formalmente el enfrentamiento es sobre la lista de ministros, pero en la práctica ha sido una prueba de fuerza entre ambos. Meloni quiere dejar claro que ella es la nueva líder y que no cederá a las presiones ni de Berlusconi ni de Salvini. Con el ex cavaliere ha hecho lo mismo que con Gianfranco Fini -su mentor- lo que en política se llama 'matar al padre' y que ocurre también en otros países. Hace referencia a una nueva independencia política, el alumno se separa del maestro", dice el experto. Explicación que hace referencia al pasado político de Meloni y Berlusconi, donde ella fue ministra de uno de sus gobiernos y el líder de Forza Italia fue prácticamente uno de sus "promotores" en la política cuando la líder de Hermanos de Italia era una joven "promesa".
¿Quién es Licia Rozzuli, la causa del enfado entre los dos líderes?
Una líder que ha crecido de manera exponencial en los últimos años. De profesión enfermera, pero fiel de Berlusconi desde las famosas fiestas en Cerdeña de los 2000, ahí comenzó a tener un papel relevante hasta llegar a ser parlamentaria. Nunca de la parte de Giorgia Meloni, ni cuando se materializó su ascenso político de cara a estas elecciones, la criticaba por radical. Lo hizo cuando durante la pandemia se acercó a los anti vacunas y, Rozzuli, sanitaria de profesión, lo consideraba inaceptable. Ha conseguido apoderarse de un vacío de poder que había en el partido y ha conseguido también el consenso de una parte de Forza Italia. Muchos critican su línea rupturista, ella está detrás de la fractura del jueves en el Senado, una postura que preocupa al ala más moderada e institucional, la de Antonio Tajani, el que parece será el próximo Ministro de Exteriores italiano.