Las mujeres iraníes reprochan a los políticos su inacción ante la barbarie

Maryam Esmaeilpour se corta su larga melena en solidaridad con las mujeres iraníes. Tiene 36 años, nació en Teherán y lleva toda la vida entre su país y España. Hace unos años decidió que ya no podía seguir viviendo allí.

El asesinato de Masha Amini, del que mañana se cumple un mes, la ha cambiado por completo: "Estamos intentando transformar el miedo a las torturas, a las detenciones... en valentía. Este mes de protestas ha sido un golpe para el régimen".

El activismo se ha convertido en una realidad para las mujeres en el exilio

Agradece el apoyo mundial a las protestas, pero confiesa su decepción con los políticos: "Necesitamos más, sobre todo de las personas que siempre han hablado de los derechos humanos. ¿Dónde están estas personas?... ¿Realmente es el olor a petróleo el que no deja oler la sangre de la gente que está muriendo en las calles? Me lo pregunto".

Ella no podrá regresar a Irán tras conceder estas entrevistas. "Acabaría en la cárcel", admite, pero eso no la frena: "Si yo como iraní me callo, eso sí que sería una gran traición a mi país".

El activismo se ha convertido en una realidad para las mujeres iraníes en el exilio. Como Nilufar Saberi. Ella llegó a España con 14 años. Tuvo que huir con su familia de Irán cuando llegaron los islamistas porque sus padres eran los magos del Sha.

"Nos vinimos con lo puesto", cuenta mientras se corta un pequeño mechón de pelo... "Necesitamos la melena para lanzarla al viento cuando volvamos a Irán". Ella no ha regresado en 40 años.

Ya son más de 200 personas asesinadas en las protestas

"Tendría que pedir un visado en la embajada iraní, eso y jugar a la ruleta rusa sería lo mismo. Además, ponerme el velo... Yo me niego a ponerme en la cabeza el símbolo material de la sumisión de la mujer islamista", pero está convencida, esta vez sí, de que la revolución tendrá éxito.

"No hay marcha atrás. La gente joven prefiere morir a seguir viviendo como sus padres", ya son más de 200 personas asesinadas en las protestas, entre ellos al menos 23 niños, según una investigación documentada por Amnistía Internacional.

Ramtin Zigorat, activista iraní refugiado en España, es tajante: "La comunidad internacional está siendo muy tímida. Y es importante que Irán reciba un mensaje muy claro: no vamos a permitir que mates a tus ciudadanos y si los matas tiene consecuencias, como en Rusia".

Este activista iraní LGTBI tuvo que escapar en 2015 de Irán tras pasar 3 meses en prisión y ser condenado a pena de muerte, Cada día lo llevaban a asomarse a una ventana desde la cárcel para ver cómo ahorcaban a otros presos y “nos decían, tu morirás mañana. Y así moríamos todos los días”. Su madre lo sacó de la cárcel sobornando a un juez y pudo huir, primero a Turquía y luego a España. Pero confiesa que sigue teniendo pesadillas: “Violan, torturan y matan, sabemos lo que hacen con los detenidos”. Hoy se corta un mechón de pelo también por sus compatriotas. “Son unas valientes”.

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