El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, se ha referido por primera vez a las protestas que recorren el país, desde hace semanas, por la muerte de Mahsa Amini, que fue detenida por no llevar bien puesto el velo. El mandatario ha defendido la represión de las manifestaciones que han provocado ya casi un centenar de muertes.
Acompañado por militares, el líder espiritual de Irán ha puesto fin a los rumores sobre su salud asistiendo a una graduación policial en la que ha hablado de las protestas. "Lo que está en juego no es el velo, sino la república islámica", ha dicho. Unas palabras que pueden interpretarse como un respaldo a las fuerzas de seguridad, que hasta ahora parecen indecisas.
Aunque ya ha habido decenas de heridos y muertos, incluidos símbolos de esta lucha como la joven Hadith Najafi, de 20 años, sorprende que las protestas se hayan extendido a muchas ciudades y que duren tantos días, cuando en el pasado en 2009, o en 2018, fueron reprimidas con dureza y muchos fallecidos.
Ausente dos semanas, Jamenei dice que siente la muerte de la joven Mahsa Amini a manos de la policía del moral, pero dice también -como repite la linea oficial- que las protestas las han planeado enemigos como Estados Unidos e Israel.