"Donetsk, Lugansk, Zaporiyia, Jersón: ¡Rusia!", se lee en las nuevas vallas publicitarias instaladas en la Plaza Roja moscovita. Esos cuatro territorios ucranianos son anexionados por Moscú este viernes. A Vladimir Putin no le tiembla el pulso. Tras la celebración de referendos carentes de legitimidad -y considerados una farsa por Occidente- el mandatario ruso da un nuevo paso. Se anexiona un 15% del territorio de Ucrania, unos 90.000 kilómetros cuadrados (equivalente al tamaño de Portugal o Hungría). Lo hace tras sus retrocesos en el campo de batalla, siete meses después del inicio de la guerra y ocho años después de tomar Crimea.
Se trata de la mayor anexión forzosa desde la Segunda Guerra Mundial. Ese movimiento, que puede recrudecer aún más el conflicto, se escenifica en una ceremonia celebrada en uno de los salones más grandiosos del Kremlin en la que se firman los tratados de anexión. Asisten los líderes prorrusos -impuestos por Moscú- de esas regiones situadas al este y el sur de Ucrania.
Tras declararlos como parte de la Federación Rusa, Putin -tal y como ha advertido- considerará cualquier ataque a esos territorios como una agresión directa a Rusia.
¿Qué espera conseguir el mandatario con ese movimiento? Putin lanza así tres mensajes, explica a NIUS Mira Milosevich, investigadora principal para Rusia del Real Instituto Elcano.
¿Entra el conflicto en una fase aún más dura? "Cuando la guerra puede entrar en un momento aún más peligroso, dado que Rusia es potencia nuclear, es cuando Ucrania intente recuperar estos territorios. Moscú los va a defender y esto hay que tomárselo muy en serio", afirma Mira Milosevich. "No creo que Rusia vaya a usar sus armas nucleares para ganar la guerra, pero sí para defenderse", dice.
El propio Putin amenazó la semana pasada con responder con armas nucleares si la seguridad nacional se veía amenazada.
El presidente ucraniano, por su parte, ha afirmado que los "pseudo-referendos" sobre la anexión destruyen cualquier posibilidad de conversaciones de paz. Ha convocado para este viernes una reunión de urgencia del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional y ha asegurado que "la integridad territorial de Ucrania será restaurada". En un comunicado, ha afirmado que Kiev "responderá con dureza".
La celebración de esos referendos de adhesión en los territorios ucranianos se llevó a cabo en una situación de guerra, con una parte de la población huida y bajo coacción. La ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, dijo el jueves que muchas personas "habían sido sacadas de sus casas y lugares de trabajo mediante amenazas y, en ocasiones, a punta de pistola" para votar. "Esto es lo opuesto a elecciones libres y justas", añadió. Residentes que lograron escapar de esas zonas a otras controladas por Kiev lo han corroborado. No hubo ninguna supervisión independiente de esa votación realizada durante cinco días. Como era de esperar, el resultado ofreció un apoyo abrumador a favor de la unión a Rusia.
En este contexto, Putin anunció la semana pasada la movilización de 300.000 reservistas rusos para luchar en Ucrania. La Unión Europea respondió el jueves con nuevas sanciones a Rusia. Las dos cámaras del Parlamento ruso ratificarán formalmente los tratados de anexión la próxima semana.