La anexión "no cambia nada", ha dicho la Unión Europea. "Estas acciones no tienen legitimidad", ha recalcado el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Es una "farsa", ha añadido el presidente ucraniano Volodimir Zelenski.
El baño de masas de Vladimir Putin este viernes en la Plaza Roja de Moscú no esconde el creciente aislamiento de Rusia en el mundo.
La comunidad internacional condena sin paliativos la anexión de los cuatro territorios ucranianos ocupados por Rusia (Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón), que han apoyado mayoritariamente la integración en la Federación Rusa en unos referendos calificados de ilegales.
En la Sala San Jorge del Gran Palacio del Kremlin, Vladimir Putin ha sellado la unión con un apretón de manos 'a cuatro' con los líderes prorrusos de esos territorios: Vladímir Saldo, Yevgeni Balitski, Denis Pushilin, y Leonid Pasechnik, ante la mirada atenta de los miembros de su gobierno y parlamentarios.
Es la mayor ampliación territorial de un país desde 1945, más de 90.000 kilómetros cuadrados arrebatados a su vecino. La escenografía ha sido calcada a la que en 2014 refrendó la anexión de la península de Crimea, otros 26.000 kilómetros cuadrados ganados a Ucrania.
Hace ocho años, aquella anexión tampoco fue legitimada por el derecho internacional. Pero, de facto, Moscú mantiene su dominio sobre la península, puerto hacia el Mar Negro.
Con la anexión de los cuatro territorios ucranianos, Putin cronifica el conflicto y aleja cualquier posibilidad de una paz temprana. Como si de una sangrienta fanfarria se tratara, horas antes de formalizar la adhesión, Rusia mataba en un ataque a una treintena de civiles que huían de Zaporiyia en un convoy humanitario.
Con los cadáveres todavía tendidos en el suelo, Putin ofrecía a Kiev “un alto el fuego inmediato y el regreso a la mesa de negociaciones”, pero subrayando que los nuevos territorios no son negociables, ni se van a devolver.
El presidente ucraniano, Zelenski, le ha respondido que “todo el territorio de nuestro país será liberado de este enemigo, el enemigo no solo de Ucrania, sino también de la vida misma, la humanidad, la ley y la verdad”.
También la jefa del Ejecutivo europeo, Ursula Von der Leyen, ha advertido de que "todos los territorios ocupados ilegalmente por los invasores rusos son ucranianos y serán siempre parte de esta nación soberana".
Los países del G7 -Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido, Estados Unidos de América y la Unión Europea- y de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) han mostrado su rechazo a la anexión y asegura que "nunca" las reconocerá como parte del territorio ruso.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha referido al "fraudulento intento de anexión", que considera un gesto de "desprecio" a la paz.
La OTAN ha señalado que esas anexiones ilegales "no cambian la naturaleza de la agresión" rusa a Ucrania y que la Alianza Atlántica "ni reconoce ni reconocerá" dichos territorios como rusos.
Precisamente, la ceremonia protagonizada por Putin ha llevado a Zelenski a anunciar que solicitará formalmente la entrada del país en la OTAN, asumiendo que ya "de facto" forma parte de una Alianza.
La respuesta de Washington ha sido anunciar nuevas sanciones, dirigidas hacia la gobernadora del Banco Central de Rusia, Elvira Nabiullina y a miembros de las dos cámaras del Legislativo del país, entre otros.
También Bruselas prepara el octavo paquete de sanciones, con medidas económicas para limitar la capacidad industrial y militar rusa, además de ampliar la 'lista negra' de individuos y empresas responsables de las consultas ilegales en Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Bruselas propone nuevas prohibiciones a importaciones de productos rusos en el mercado único europeo y Von der Leyen ha planteado que se dejen de ofrecer servicios europeos a Rusia.
El Reino Unido anuncia más sanciones por las que "Rusia perderá el acceso a los principales servicios occidentales de los que depende Rusia, incluyendo: consultoría tecnológica, servicios de arquitectura, servicios de ingeniería y servicios de asesoramiento jurídico transaccional para cierta actividad comercial", ha explicado en un comunicado el número 10 de Downing Street.
Por su parte, Canadá han anunciado una nueva ronda de sanciones a un total de 88 ciudadanos rusos y ucranianos por su colaboración con Moscú y por actuar como "cómplices" en los referéndums ilegales.
Finlandia ha reaccionado cerrando sus fronteras a los turistas rusos, con excepciones, para casos de visitas a familiares, estudios o viajes de trabajo, entre otros. El Gobierno también ha aclarado que no se limitará el tráfico de mercancías. Su vecino Noruega se prepara para adoptar medidas similares.