Emma Grainger vivía en China, donde trabajaba como profesora, junto a su pareja. Allí estaba recibiendo un tratamiento experimental de hidrocortisona para tratar la migraña. Sin embargo, en una de las visitas algo fue mal y la paciente entró en coma. Ha estado 18 meses conectada a un soporte vital hasta su muerte hace unos días.
Su pareja, Adrian Casey, ha contado la historia de Emma Grainger, de 51 años, que terminó “terriblemente mal”.
Ambos se mudaron a Reino Unido a China para trabajar como profesores. Sin embargo, en el país asiático a ella le costaba mucho encontrar su tratamiento habitual para la migraña. Así que decidió acudir a una clínica en la que estaban llevando a cabo un trabajo de investigación. Allí le recetaron ocho inyecciones de hidrocortisona, sin embargo, "en la número cinco... no puedo decirlo más sin rodeos, murió, dejó de respirar", ha contado Casey,
“Algo salió terriblemente mal” aquel febrero de 2021, ha dicho el marido. Emma Garinger ha estado luchando por su vida “con soporte vital” hasta que murió el pasado 18 de septiembre en un hospital junto a Casey, según informa The Mirror.
Ahora él ha creado una página en GoFundMe para pagar sus facturas médicas de casi 215.000 dólares, su funeral y cremación –unos 4.200 dólares- y poder llevar sus restos a Reino Unido.
Casey dice que durante siete semanas no dejaron que viera a Emma en el hospital, con el argumento de las restricciones por el covid. “En realidad querían su dinero”.
Ahora el marido de Emma Casey ha emprendido acciones legales contra la clínica. "Estoy luchando con el malestar emocional de perder a Emma y la compleja burocracia general".