Entrando como Pedro por su casa, a cara descubierta, sujetando una escopeta en una mano y con la otra en el bolsillo mientras camina lentamente. Así llegaba un delincuente a un establecimiento de Florida en el que, aparentemente, pretendía perpetrar un robo con una calma inusitada. Eran esos los prolegómenos de una mala decisión que se convertiría en “la peor de las decisiones” para un varón de 32 años, en palabras de las autoridades estadounidenses, que ahora han compartido la secuencia en la que se produjeron los hechos; una situación que por momentos hizo temor una nueva tragedia con armas de fuego en el país.
El individuo en cuestión ha sido identificado como Rakim Stephen Tate, quien en el momento en que llegó al local no encontró a nadie en las inmediaciones. Dando pasos en círculo, mirando a su alrededor, esperó pausadamente hasta que, tal como muestra la grabación de las cámaras de seguridad del lugar, apareció el dueño del establecimiento, quien se había ido unos instantes a la parte trasera para pertrecharse. Tate no le había pillado por sorpresa. Afortunadamente, el propietario había advertido que el treintañero parecía armarse antes de entrar, por lo que se apresuró a hacer lo propio, cogiendo él también un arma de fuego.
Al cruzar la primera mirada, el delincuente advierte entonces que no va a ser un robo fácil, por lo que comienza a hablar intentando, siempre con el arma en la mano, rebajar la tensión: “No pretendo hacer daño, simplemente no soy de aquí. Tengo una gran arma, pero no soy de por aquí. Es lo que estoy diciendo. Soy de Chicago, bro (hermano)”, pronuncia, después de que el dueño del establecimiento le instase a marcharse; a deponer su arma y su actitud.
Tras insistir en que no es de la zona y llegar a preguntar al empleado qué tipo de arma tenía, finalmente, lejos de escalar la tensión y acometer un acto violento, con las mismas formas con las que entró al establecimiento Tate salió, probablemente consciente de que el robo podía salirle muy caro. Y no iba muy desencaminado, porque instantes después sería detenido.
“Las palabras parecen fallar cuando tu intento de cometer un delito se ve frustrado por la ley y la fuerza justa”, que destacando cómo Tate comenzó a balbucear al ver al dueño armado añaden: “Ya no estás en Chicago, estás bajo arresto”.