¿Quién puede sacar del poder a Vladimir Putin?
Las protestas tras el anuncio de la "movilización parcial" de Putin pueden invitar a pensar en la fragilidad política del jefe de Estado ruso
Su permanencia en el poder, sin embargo, se da por hecha y pese a los éxitos ucranianos en el frente, el régimen de Putin no se tambalea
EE. UU. cree que la movilización parcial anunciada por Putin es "un signo de debilidad"
La represión de las protestas en la calle de ciudades rusas como Moscú o San Petersburgo vuelve dar cuenta estos días de la existencia de una parte de la población de la Federación de Rusia contraria a la ilegal invasión de Ucrania, una guerra de agresión que en boca del presidente Vladimir Putin sigue llamándose “operación especial”.
Imágenes parecidas trascendieron tras el inicio de la invasión, el 24 de febrero de este año. Entonces, la represión del régimen se acabó imponiendo una vez más en Rusia. De hecho, hubo que esperar a esta semana para que el anuncio de “movilización parcial” hecho por Putin tuviera como respuesta esas impresionantes escenas de protesta entre la población rusa.
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Desde Moscú, Andrei Kolesnikov, voz crítica con el régimen ruso e investigador del think tank estadounidense Fondo Carnegie Para la Paz Internacional, ha señalado que “Putin ha puesto una bomba bajo la estabilidad de su propio régimen autoritario”. Si esa bomba explota – y cuándo lo hará – aún está por ver.
Sergej Summleny, consultor independiente dedicado al análisis en los países del este europeo, se muestra muy escéptico ante un eventual cambio político en Rusia como consecuencia de la evolución de la guerra en Ucrania. Para él, las protestas de estos días no son en modo alguno indicativas de que Putin tenga los días contados en el poder.
“El grupo de la sociedad rusa que está protestando ahora mismo es un grupo muy pequeño, de unos cuantos miles de personas en todo el país. Se concentran, sobre todo, en Moscú, San Petersburgo y, tal vez, en otras regiones del país. Pero, en Rusia, esa cantidad de personas no significan nada respecto al resto del país”, dice Summleny a NIUS.
Un país sin oposición
“En buena parte del país, en las regiones apartadas de Rusia, lo que estamos viendo es que la gente que ha sido llamada a filas acude a la cita casi sin protestar o, en cualquier caso, sin protagonizar grandes protestas. En realidad, la mayoría de la gente no se plantea de verdad que puedan oponerse a la decisión del régimen o, simplemente, no les queda subjetividad, que es algo que le han robado en los últimas décadas”, abunda este experto.
Alude Summleny a cómo en Rusia el régimen de Vladimir Putin ha operando, especialmente desde 2012, cuando ya hubo grandes manifestaciones en grandes ciudades rusas contra del todavía presidente, una brutal represión que ha dejado al país prácticamente sin oposición. Basta recordar cómo en 2021, tras el regreso del opositor Alexei Navalny, encarcelado por el régimen a su regreso desde Alemania donde se recuperó de un envenenamiento, se produjeron unas 15.000 detenciones de manifestantes.
Ya el pasado mes de febrero, cuando comenzó la invasión rusa contra Ucrania, los intelectuales progresistas Iliya Budraltskis e Ilya Matveev explicaban en una tribuna conjunta que los años de Putin en el poder han dejado al país “sin una fuerza política capaz de coordinar manifestantes en protestas callejeras”.
En el poder, “sin recursos” para actuar en contra de Putin
Ahora bien, actualmente existe una mayor crítica contra Putin. Pero no es por la guerra en sí, sino por cómo el Ejército ruso está fracasando a la luz de los avances ucranianos de los últimos días. “A Putin ahora se le critica más en Rusia pero no porque haya violado el derecho internacional ni por haber lanzado una guerra ilegal, sino porque está perdiendo. Si fuera ganando, los rusos no tendrían problemas con la guerra”, comenta Summleny.
Él tampoco espera que pueda haber un golpe de Estado o cualquier maniobra contra Putin que acabe dando con el actual inquilino del Kremlin fuera del poder. “La gente cercana a Putin está demasiado cerca de él. Y los que no lo son no tienen recursos para hacer nada”, estima Summleny. A su entender, entre las élites del poder ruso no parece haber nadie dispuesto a discutir el régimen.
El politólogo estadounidense, Paul D'Anieri, profesor de la Universidad de California y uno de los grandes conocedores del conflicto entre Ucrania y Rusia y, por tanto, de la política actual rusa, entiende que en las altas instancias del poder ruso “ha de haber gente en contra de lo que ha hecho Putin”. “Pero también hay gente que debe pensar que lo que hizo lanzando la guerra es fantástico. Ahora bien, que de esa disparidad de opiniones se acabe imponiendo la idea de que hay que librarse Putin, eso es algo muy diferente y ante lo cual yo soy escéptico”, ha explicado D'Anieri a NIUS.
Una escasa tradición 'golpista'
Él conviene en afirmar que en Rusia no hay tradición exitosa de golpes de Estado contra quienes detentan el poder. Este argumento lo señala también Sergey Radchenko, profesor de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la prestigiosa Universidad John Hopkins, en un reciente artículo en la revista estadounidense Foreign Affairs.
“Incluso si quienes están por debajo de llegan a la conclusión de que quieren la salida de Putin, sacarlo del poder será difícil”, escribe Radchenko. “Desde la caída de la Unión Soviética, Moscú no ha experimentado ningún intento de golpe de Estado, ni exitoso ni infructuoso, al menos que se conozcan públicamente”, abunda.
Summleny discute este punto incluso cuando, según recuerda D'Anieri, “en el Ejército ruso no hay tradición de dar golpes de Estado, al menos no como sí puede ocurre en Latinoamérica o algunas partes de África”. Summleny, sin embargo, entiende que “lo que pasó con Nikita Jruschev fue un golpe de Estado, y también hubo un intento de destituir a Mijaíl Gorbachov con un golpe, además, en tiempo de los zares, hay algunos que fueron asesinados como Pablo I de Rusia o, antes Pedro III de Rusia”, recuerda este otro experto.
“Lo que pasa ahora es que no hay alguien que proponga una dirección diferente. Los que pudieran ejercer el poder en Rusia sólo conocen el camino que ya ha elegido Putin”, concluye Summleny.