Italia se va a convertir en el primer país de la Europa Occidental en el que gobierne la ultraderecha tras el triunfo en las elecciones de Giorgia Meloni. En el este ya lo hacen en Polonia y Hungría. Los partidos ultranacionalistas parecen estar en pleno apogeo. Quienes prenden la llama de la intolerancia, quienes cuestionan los valores de Europa y agitan continuamente la bandera del miedo al diferente, ya gobiernan en tres países de la UE.
La ultraderecha ya manda en Hungría, Polonia y la República Checa. Pero, además, son socios de Gobierno en Estonia, Letonia y Eslovaquia. Y muy pronto, en cuestión de días, serán gobierno en la mismísima Suecia y ahora también en Italia, cuna de la civilización occidental. Una marea ultraconservadora, nostálgica de otras épocas que se extiende de este a oeste y que amenaza con provocar la ruptura de la Unión en numerosos frentes.
"(La ultraderecha) crece al calor de crisis específicas -crisis económica de 2008, la crisis de la inmigración en 2015, la de la pandemia y la derivada de la guerra de Ucrania- y, después, en un contexto nacional específico que canaliza esas crisis", explica Jorge Tamames, investigador del Real Instituto Elcano. Los votos de los ciudadanos los han catapultado al poder. Poco a poco han engatusado a la derecha tradicional, han roto los cordones sanitarios hasta conseguir gobernar. Falta por saber si darán un paso más o si la amenaza de ver los fondos europeos congelados consigue moderarlos.