Giorgia Meloni tenía 19 años cuando protagonizó un vídeo que ahora, cuando puede convertirse en la primera mujer en gobernar Italia, se ha vuelto viral. En él confesaba su admiración por Benito Mussolini. “Para mí, Benito Mussolini fue un buen político. Todo lo que hizo, lo hizo por Italia, y eso es algo que no se encuentra en los políticos que hemos tenido en los últimos 50 años”, decía entonces.
Esta periodista de 45 años, líder del partido posfascista Hermanos de Italia, ha protagonizado un ascenso fulgurante en los últimos tiempos, en los que ha conseguido capitalizar el descontento social en un contexto de crisis económica agravado por la pandemia y la guerra en Ucrania.
Los sondeos le han dado un 25% de los votos en los comicios de este domingo (frente al escuálido 4% que obtuvo en los de 2018). Acaricia el poder en una coalición formada por la Liga de extrema derecha de Matteo Salvini y la derecha moderada de Forza Italia de Silvio Berlusconi. Esa coalición alcanzaría, según las encuestas, un 48% de los votos.
Pero, ¿quién es esta mujer que se ha convertido en estrella de la ultraderecha italiana, líder de los conservadores europeos y referente para Vox? Ella misma aseguró esta semana, en una entrevista a Efe, que "desea que su victoria "pueda abrir el camino a algo similar también en España".
"Soy Giorgia, soy mujer, soy madre, soy cristiana, soy italiana. ¡Y no me lo pueden quitar!", clamaba hace tres años en una plaza de Roma. Ese fragmento de su discurso se transformó en millones de visualizaciones en Internet, y por lo tanto en un éxito, después de que dos DJ hicieran un remix con música electrónica.
En su biografía Io Sono Giorgia (Soy Giorgia), publicada el año pasado, esta política nacida en Roma ha expuesto su lado más personal. Cuando tenía un año, cuenta, fue abandonada por su padre, que se fue a vivir a las Islas Canarias. Su madre le explicó más tarde que la había traído al mundo haciendo caso omiso de quienes le pedían que abortara. "Debo todo a mi madre", afirma en sus memorias. Fue ella quien la crio junto a su hermana. Crecieron en Garbatella, un barrio romano de clase trabajadora. También cuenta que sufrió acoso escolar, otra de las circunstancias que forjaron su carácter.
Meloni tenía 15 años cuando se hizo militante del Frente de la Juventud del Movimiento Social Italiano (MSI), formación neofascista fundada tras la Segunda Guerra Mundial.
En 2006, con 29 años, se convirtió en miembro de la Cámara de Diputados. En 2008, con 31, fue nombrada ministra de la Juventud en el Gobierno de Silvio Berlusconi. Se convirtió, así, en la ministra más joven en la historia del país.
Tras la disolución -en 2009- de Alianza Nacional (partido heredero del SMI), Meloni decidió fundar en 2012 Hermanos de Italia. En 2016, trató de convertirse en alcaldesa de Roma. No lo consiguió. Pero logró popularidad al hacer la campaña embarazada de su única hija, Ginevra, fruto de su relación con el periodista Andrea Giambruno. En 2020, fue elegida presidenta del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (en el que se integra Vox).
¿Cuál ha sido el camino que ha recorrido Meloni para consolidarse como la principal apuesta al poder? La líder Hermanos de Italia ha ejercido una crítica furibunda contra el primer ministro saliente, Mario Draghi. Fue la única que se opuso a su Gobierno de Unidad Nacional (que ha durado año y medio). Se ha erigido en la alternativa al malestar social, al descontento de los italianos. Y eso le ha hecho ganar puntos ante los seguidores del ultraderechista Salvini.
Al mismo tiempo, Meloni ha tratado de lavar la cara de su partido, en un intento de pescar voto entre un electorado más moderado. En un vídeo difundido el pasado agosto, afirmaba que "el fascismo ha sido relegado a la historia". En una entrevista con el periódico Corriere della Sera, aseguraba que no había "fascistas nostálgicos, racistas o antisemitas en el ADN de los Hermanos de Italia".
Mantiene, sin embargo, el lema fascista: "Dios, familia, patria". También, la línea dura en temas de inmigración. Ha pedido, por ejemplo, a la Marina que devuelva a los inmigrantes a África. La coalición que lidera su partido está en contra de que se conceda la ciudadanía italiana al nacer a los niños de padres extranjeros. También quiere reducir el acceso de los no italianos a los beneficios sociales.
Y frente a los que la tachan de antieuropeísta, ella se declara lo contrario; aunque cree que las políticas de la Unión Europea no deben primar sobre las italianas y se mantiene en la línea del húngaro Viktor Orbán.
En un acto de Vox en Marbella, el pasado junio, dejó claro su mensaje: "Sí a la familia natural, no al lobby LGBT; sí a la identidad sexual, no a la ideología de género; sí a la cultura de la vida, no al abismo de la muerte; sí a la universalidad de la cruz, no a la violencia islámica; sí a fronteras seguras, no a la inmigración masiva".
"No tengan miedo. Soy una de ustedes", decía a un grupo de ciudadanos hace unos días en Roma; consciente -al parecer- del temor que entre algunos sectores suscita.