Nuestros vecinos europeos como Bélgica, Suiza, Suecia, Francia y Países Bajos también tienen impuestos para los más ricos. El anuncio del Gobierno de gravar las grandes fortunas con un impuesto temporal ya provoca polémica, pero España no es un caso aislado.
Las figuras impositivas para gravar a los grandes patrimonios existen a lo largo y ancho de Europa, aunque los Gobiernos les llaman de diferentes formas.
En Francia, se le llama impuesto a la Fortuna Inmobiliaria y lo ha implantado el presidente Emmanuel Macron, de centro derecha, para enfrentar las grandes desigualdades y ayudar a redistribuir mejor la riqueza.
El objetivo es que los propietarios de un patrimonio inmobiliario de más de un millón 300.000 euros paguen más, algo razonable, porque -como repite el Gobierno de España- no es razonable que paguen más los que menos tienen.
En Bélgica, los ricos también pagan el impuesto a la solidaridad que lo introdujo en febrero de 2018 un impuesto del 0,15% anual sobre todos los activos financieros que superen los 500.000 euros.
En Países Bajos se llama directamente por su nombre: impuesto a la riqueza, porque eso es lo que es, una figura impositiva para propietarios de grandes capitales. Pagan los patrimonios por encima del millón de euros. Su tasa es de un 1,2% anual.
En Italia, el impuesto grava las propiedades de sus ciudadanos en el extranjero y Noruega aplica una retención del 0,95% a los patrimonios superiores a 180.000 euros y el 1,1% a los que traspasan la barrera de los 2,1 millones de euros, mientras que en Suíza varía, según el cantón en el que viva el contribuyente.
El anuncio en España del impuesto temporal a las grandes fortunas ha sentado mal, sobre todo a los afectados que han clamado al cielo por lo que creen una agresión a su capital.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero ha defendido la necesidad de "hacer una revisión de las aportaciones" de quienes tienen "más capacidad económica".
Sería una tasa diferente del actual impuesto de patrimonio para los que lo tengan y sea superior a 700.000 euros. Se excluyen las personas con un patrimonio hasta 300.000 euros de vivienda habitual
Hacer pagar más impuestos a los ricos no es de izquierdas. Se trata de Justicia. Así lo planteó en su momento, el multimillonario estadounidense, Warren Buffet, que lo pidió a su Gobierno, al enterarse de las tasas que pagaba la persona que realizaba los trabajos domésticos en su casa.
Esta pagaba más que él, una de las mayores fortunas de EEUU. El candidato demócrata, Bernie Sanders, lo llevaba en su programa electoral y Joe Biden lo ha dicho muchas veces en voz alta, pero no lo ha puesto sobre el papel, aunque no es descartable que lo haga.
Imponer gravámenes a las grandes fortunas es difícil y pocos países se atreven, a sabiendas de que son los capitales los que quitan y ponen gobiernos.
En España, donde este impuesto cobra fuerza, se da el hecho de que es uno de los países de la UE con mayor índice de desigualdad.
En total, apenas un tercio de los ultrarricos que viven en nuestro país pagan el impuesto sobre el patrimonio, que solo genera un 0,5% de los ingresos fiscales del país.