Después de once días de duelo por la muerte de Isabel II, del mayor funeral de estado que se recuerda en país, de que los medios de comunicación no hablaran de otra cosa que no fuera la capilla ardiente de la reina, de que las calles se llenaran banderas británicas y la gente gritara constantemente el ‘God Save the King’, el Reino Unido regresa a la realidad, y esta realidad no es nada placentera. La era de Carlos III empieza en medio de una de las peores crisis sociales, económicas y políticas de las últimas décadas en el Reino Unido.
El país quedó paralizado el 8 de septiembre a las seis y media de la tarde cuando Buckingham anunció la muerte de la reina. Aquella mañana los medios solo hablaban de la crisis de la energía y del coste de la vida en el Reino Unido. Tan solo dos días antes, Liz Truss se había presentado oficialmente como Primera Ministra para sustituir a Boris Johnson tras ganar la elección de su partido y después de meses de escándalos rodeando Downing Street. La foto de ambas mujeres sería la última fotografía oficial de la reina de Inglaterra en un acto público. La reunión fue en el palacio de Balmoral, en Escocia, lugar en el que fallecería la monarca tras siete décadas en el trono.
Hoy Carlos III se encontrará con la inflación más alta de los últimos cuarenta años. Está en el 10,1% y se prevé que ascienda hasta el 18% en enero. Con los tipos de interés que están en el 1,75%, el nivel más alto de los últimos 25 años, y los mercados financieros pronostican que subirán hasta el 4,5% el próximo verano con todo lo que esto supondrá para las hipotecas. Se encontrará con que la factura de la luz y el gas se ha doblado y los precios de los productos básicos se han incrementado un 8% en el último mes. Y con una oleada de huelgas del sector público que fueron desconvocadas mientras duró el duelo por respeto a la reina y ahora volverán a convocarse. Lo único que sorpresivamente aguanta es el empleo, con una tasa de paro en el 3,8%.
El Reino Unido está al borde de la recesión con un gobierno recién elegido, muy débil porque fue votado por solo el 0,3% de la población (los militantes del Partido Conservador), y con una primera ministra, Liz Truss, que es menos popular que Boris Johnson, su predecesor, y que el líder de la oposición, Keir Starmer, y que solo tiene dos años más de mandato.
Esta crisis económica se puede incrementar si Truss tensa todavía más las relaciones con la Unión Europea con la ley que elimina partes del protocolo firmado del Brexit sobre la frontera con la República de Irlanda. La Comisión Europea ha amenazado con seguir con los procedimientos legales contra el Reino Unido si no implementa los controles fronterizos en la costa irlandesa. Reino Unido tenía hasta el 15 de septiembre para responder, pero el duelo de la reina lo paralizó. Truss no solo no quiere ceder, sino que además pretende activar el artículo 16 que permite eliminar los controles de manera unilateral en la frontera. Esto provocaría una guerra legal y comercial entre Bruselas y Londres.
Los expertos creen que la única salida para Truss es renegociar los acuerdos con Bruselas, que además es su socio en la OTAN y el pilar fundamental del apoyo militar y logístico a Ucrania en la guerra para defenderse de la invasión de Rusia.
El Reino Unido es el país que ha liderado junto a Estados Unidos el apoyo al presidente Zelenski y quien, gracias a su inteligencia militar y al apoyo en armamento, está consiguiendo que Ucrania resista - contra todo pronóstico- el ataque ruso. Boris Johnson fue el primer ministro que más veces visitó Kiev.
Carlos III se encontrará, además, con un país en el que el apoyo a la monarquía ha ido descendiendo de forma progresiva en las últimas décadas. Ahora mismo, según la última encuesta de British Future, el 62% de los británicos quiere una monarquía, pero solo el 45% de los escoceses la quiere, el 40% de los jóvenes de 18 a 24 años y el 37% de las minorías étnicas. Estas son las tres áreas de las que se tiene que preocupar Carlos III. En cuanto a la aceptación de los británicos, el 63% cree que Carlos III será un buen rey. Si bien su nivel de popularidad ha mejorado desde la muerte de Diana en 1997, sigue siendo bajo y estando por debajo del del príncipe heredero Guillermo.
Este bajón de popularidad de la Casa Real se debe principalmente a los escándalos protagonizados los últimos años por 'royals'. Primero fue la vinculación del príncipe Andrés con la red de pederastia y de esclavitud sexual de menores de Jeffrey Epstein que la casa real solventó con un pago multimillonario a la presunta víctima y denunciante.
Y después el enfrentamiento de Enrique con su hermano Guillermo por el trato a su esposa, la actriz estadounidense Meghan Markle, las acusaciones de racismo contra ella y la posterior ruptura de la relación, la marcha de la pareja a vivir a California y el cese de sus funciones reales. Durante el duelo en Windsor, se volvió ver a los dos hermanos y a las dos parejas juntas públicamente de nuevo y se habló de principio de reconciliación. Pero durante el funeral la prensa británica resaltó que los dos hermanos evitaron cruzar las miradas. Enrique prevé publicar unas memorias no autorizadas por su padre a finales de año en las que espera que saque a relucir más ropa sucia de palacio.
También peligra la unidad territorial interna y externa del país. Por un lado, está en riesgo la unión de las cuatro naciones que conforman el Reino Unido desde 1603 como consecuencia del Brexit. Escocia quiere convocar un referéndum de independencia el año que viene. Los republicanos irlandeses se convirtieron el pasado mes de junio en los más votados en Irlanda del Norte y planean un referéndum de reunificación de la isla de Irlanda contemplado en los Acuerdos de Paz de 1998. Y en Gales también se ha incrementado el sentimiento nacionalista tras el Brexit.
Por otro lado, peligra la integridad de la Commonwealth. Además del Reino Unido, Carlos III gobierna como jefe de estado en catorce países de la Commonwealth que fueron antiguos dominios del Imperio Británico. Hasta seis de estos catorce países han pedido un referéndum de independencia del Reino Unido: Australia, Antigua y Barbuda, Jamaica, Belice, San Cristóbal y Nieves y Bahamas. El pasado mes de marzo el príncipe Guillermo señaló que apoyará con “orgullo y respeto” cualquier decisión de convertirse en república. La monarquía británica se sustentaba en la fuerte figura de Isabel II y nadie sabe qué sucederá a partir de ahora. Pese a que la mayoría de la población le ha dado la confianza a Carlos III, éste ya tiene 73 años y hará falta mucha energía para hacer frente a los retos del país.