La solución de Carlos III para evitar polémicas cuando firma: se lleva su propia pluma

En el corto reinado de Carlos III, el nuevo monarca ya ha protagonizado varias polémicas. Una de ellas ha tenido un claro protagonista: las plumas estilográficas con las que tenía que firmar los documentos oficiales. Por ello, el hijo de Isabel II ha buscado una solución.

El problema de Carlos III con las plumas

El primer problema con las plumas estilográficas del rey Carlos III fue el mismo día de su proclamación como rey. El monarca miró a uno de sus asistentes y le hizo un gesto para que retirase el tintero, algo que no pasó desapercibido en la Red, donde muchos criticaron sus formas para dirigirse a su asistente.

Pero su problema con las plumas no quedó ahí, solo unos días después, en Irlanda del Norte, volvía a perder el control ante las cámaras mientras firmaba en un libro de visitas y se manchaba los dedos con la tinta de la pluma.  

"¡No puedo soportar esta maldita cosa!", afirmó perdiendo la compostura ante las cámaras. Las imágenes muestran cómo el monarca se levantaba para limpiarse mientras se le escucha decir: "Maldita sea", "siempre para lo mismo", con una gestualidad exagerada.

Para acabar con el problema, Carlos III ha tomado la decisión de llevar a las firmas su propia pluma. Así, cuando el rey iba a firmar el libro de visitas de la Catedral de Llandaff, en Cardiff, y todas las miradas estaban puestas en él, sacó su pluma y puso fin a las polémicas.