Si el 25 de septiembre eres italiano y vives en Japón, o en cualquier otra parte del mundo, puedes votar por correo. Sin embargo, si vives en alguna región del país transalpino, pero estás censado en otra, no puedes hacerlo. Solo cabe la opción de que ese domingo, o en las horas anteriores, viajes a ese ayuntamiento de origen para ejercer tu derecho al voto. Si por ejemplo un joven italiano originario de Nápoles vive en Milán en la jornada electoral tendría que coger un tren o avión para depositar su voto. Este sería uno de los escenarios más fáciles, porque el tren no dura más de tres horas, aunque el precio es bastante elevado. En cambio, si este joven tiene que volver, por ejemplo, a otras zonas más al sur de Italia y mucho peor comunicadas la situación se vuelve mucho más complicada. No solo por el gasto, sino también por el tiempo que se necesita invertir para el viaje. Los únicos que tienen garantizada la facilidad de votar en el lugar en el que residen, aunque no estén censados, son fuerzas del orden y militares. El resto de ciudadanos denominados en Italia "fuorisede" (que viven fuera de su lugar de origen en español) se encuentran ante la decisión de decidir qué hacer, o ver cuáles son sus posibilidades, en esta cita electoral.
Así, este sistema que no se ha actualizado desde hace décadas afecta a cinco millones de personas, la mayoría jóvenes estudiantes y trabajadores que suponen el 10% del cuerpo electoral. En unas elecciones ya determinadas en gran medida por el abstencionismo, que rondaría el 31%, según los últimos datos, esta situación no ayuda y es sin duda un factor más que incrementa ese porcentaje de gente que no irá a votar. El elemento de la logística se convierte así en primordial a la hora de ejercer el voto y en una variable enormemente significativa para una cita electoral llena de complejidades propias y que se celebrará mientras una guerra en el corazón de Europa sigue su curso. Para "facilitar" el movimiento en ese fin de semana se disponen descuentos en avión, autobús y tren que, aunque son bastante generosos, el 60% por ejemplo por la principal empresa ferroviaria Trenitalia, no son particularmente accesibles y cuentan con requisitos y burocracia que dificultan aún más el proceso. Por ejemplo, puedes disponer del descuento solo si adquieres tu billete de forma online y tienes que comprarlo en la semana previa y posterior de la jornada electoral.
Los únicos países del entorno que tienen una situación como la italiana son Chipre y Malta. En Bélgica, Francia y Países Bajos se puede delegar el voto a otra persona; en Dinamarca, Noruega, Suecia y Portugal existe el voto anticipado; en Estonia el voto electrónico y, al igual que en España, en Austria, Alemania, Irlanda, Reino Unido y Suiza se puede votar por correo si vives en una zona diversa del país de la que estás censada. En Italia se han hecho varios intentos en los últimos años para convertir en ley una norma que facilitase este proceso. Actualmente en la comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara han sido depositadas cinco propuestas para regular este derecho al voto. En la que estaba trabajando el Gobierno Draghi antes de que perdiese sus apoyos en julio era de marzo del 2019 y había sido presentada por una diputada socialista, Marianna Madia. Con la caída del gobierno y las elecciones anticipadas estas propuestas se han quedado, una vez más, por el camino.
Algunos casos
Federica es abogada y trabaja en Roma, pero es de la Basilicata, una región al sur de Italia. Para ejercer el voto el 25 de septiembre tendrá que viajar unas ocho horas en total, cuatro de ida y cuatro de vuelta. Comenta que tantas otras amigas suyas que también trabajan en un lugar diverso a donde están censadas han decidido, ante la gran incomodidad del viaje, no votar, no solo por el costo del billete, sino por el tiempo que tienen que perder siendo originarias de una de las zonas peor conectadas de Italia. Giulia, profesora de 29 años, en cambio, se ha cansado de tener que renunciar siempre al voto. Es originaria de Cerdeña y vive en Bolonia desde hace un tiempo, todos los años tenía que gastar mucho dinero para poder votar y, sobre todo cuando era estudiante, no podía permitírselo. Ahora se ha censado en la ciudad en la que vive y votará allí por primera vez en un colegio electoral diferente. En cambio, Beatriz, fisioterapeuta, que trabaja en Roma desde hace años, pero aún está censada en su ayuntamiento de procedencia en Sicilia, no puede afrontar el gasto y ha decidido que no viajará en esta cita electoral. Encarna el fenómeno denominado “abstencionismo involuntario” que habla de las personas que no tienen medios para volver a su lugar de origen a ejercer su derecho al voto. Además, en este aspecto esta cita electoral cuenta con otra variante muy importante que hay que tener en cuenta: el período en el que se vota. A finales de septiembre en el sistema educativo italiano se fechan muchos exámenes o graduaciones y el hecho de que en estas elecciones se haya elegido votar en un solo día, el 25 de septiembre, deja poco margen de maniobra.
En cambio, las personas que viven en el extranjero ya han recibido su sobre durante esta semana para poder ejercer el voto y volver a enviarlo de nuevo a su Consulado correspondiente antes del 22 de septiembre, a tiempo para que su voto llegue al recuento electoral. Es el caso de Carolina, una romana de 40 años que vive en Chambery, Francia, y que hace semanas se inscribió en el consulado francés para poder recibir el sobre electoral que ya tiene en su casa. En cambio, Carlo, médico italiano en Barcelona, no ha llegado a tiempo para cubrir la solicitud y, como los italianos fuorisede el 25 de septiembre llegará, en este caso en avión, para votar en su lugar de origen, Nápoles.