Isabel II era una enamorada de los animales: tanto los caballos como los perros fueron compañeros esenciales durante sus 96 años en la tierra, pero hubo una raza de perro particular que trascendió a todas las demás: los corgis.
El corgi es una raza de perro pastor procedente de Gales. Son pequeños, de pelo largo y suave, orejas puntiagudas y mirada muy expresiva. Claramente son perros de mucha personalidad. La reina tuvo en torno a 30 corgis a lo largo de su vida. ¿De dónde vino tal fijación? Como suele suceder, de la infancia.
Cuando Isabel era una niña, en 1933, el primer corgi de su historia llegó a la familia: Dookie. Solo hay que ver las fotos de la pequeña Isabel con el perro para ver que lo adoraba. En su 18 cumpleaños, en 1944, le regalaron a Susan, la corgi que dio origen a la estirpe real de esta raza, de la cual nacieron al menos 14 generaciones de corgis que acompañaron siempre a Isabel y el resto de la familia real.
Isabel adoraba tanto a sus perros que no hay que rebuscar mucho para verlos colándose en fotos de la reina con visitas oficiales o en sus posados oficiales en sillones de terciopelo. De hecho, su fascinación por los perros llegó un paso más allá y, junto a su hermana Margarita, crearon una raza nueva, los “dorgis”. Una mezcla del dachshund (es decir, el perro salchicha) y los propios corgis. Al día de su muerte Isabel tenía como compañeros a cuatro perritos: dos corgis, un corgi y un cocker spaniel.
Durante el día de ayer comenzó a correr en redes la noticia de que los perros de la reina iban a ser enterrados vivos con ella, algo que, lógicamente, ha causado tremenda indignación y miedo por el porvenir de los pobres animalitos. Esto no es más que un error: la noticia fue publicada en un medio humorístico llamado 'Reductress' en el que solo se publican noticias falsas a modo de broma, pero la gente comenzó a darle bombo sin contrastar la fuente y la polémica estaba armada.
No hay información oficial de momento sobre quién se hará cargo de los perros de la reina tras su muerte, aunque lo más probable es que sigan siendo cuidados dentro del seno familiar.
Aunque sin dudas algunos de los días más tristes de la reina tuvieron que ver con la partida de sus mascotas favoritas, desde los inicios de su reinado hubo serios problemas que dejaron una huella en su historia. Desde tragedias hasta escándalos, la reina hizo frente a todo sin mostrar debilidad en público. Repasamos a continuación sus grandes heridas: