Isabel II, símbolo de la estabilidad británica desde el Imperio al Brexit
Subió al trono a en 1952, a la edad de 25 años, tras la prematura muerte de su padre, el rey Jorge VI
Ha sido la reina más longeva de la historia, respetada no solo en el Reino Unido sino en todo el mundo por su sencillez y por su austeridad
En 1992 vivió su ‘Annus Horribilis’ con la separación de tres de sus hijos y el incendio de Windsor
Isabel Alejandra Margarita Windsor nació el 21 de abril de 1926 en el número 17 de Bruton Street, la casa victoriana que sus padres tenían en el barrio londinense de Mayfair. Era hija de los Duques de York, príncipe Alberto, que más tarde se convertiría en el rey Jorge VI, y la aristócrata Elizabeth Bowes-Lyon, más tarde conocida como la Reina Madre. En la intimidad, la apodaban “Lilibet” porque era la forma como ella pronunciaba su propio nombre de pequeña. Tenía una hermana cuatro años menor, la princesa Margarita. Las dos fueron educadas en casa por su madre y por varias institutrices, la principal fue Marion Crawford, a la que llamaban “Crawfie”.
A los diez años, cuando su padre se convirtió en rey, establecieron su residencia oficial en el palacio de Buckingham. Más tarde estudiaría Historia, Derecho Constitucional, Música y Arte mediante preceptores privados. Como todas personas de su generación, su adolescencia estuvo marcada por la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), que estalló cuando ella tenía 13 años, y por los bombardeos nazis de todo el Reino Unido, los llamados ‘Blitz’, que prácticamente destruyeron el país y que se alargaron desde 1940 hasta el final de la guerra. De hecho, el palacio de Buckingham fue uno de los primeros edificios en ser bombardeados por la aviación alemana.
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Aquel fue un momento determinante para la Casa Real ya que el rey Jorge VI decidió quedarse en Londres, en vez de marcharse a un lugar seguro fuera del país, para dar ejemplo a la población. Se quedaron en palacio y enviaron a sus dos niñas, que entonces tenían 14 y 10 años al castillo de Balmoral, en Escocia. Podían haberlas enviado a alguna de sus colonias en la otra parte del mundo para que estuvieran a salvo, pero optaron por que se quedaran en el país. Muchas familias londinenses enviaron a sus pequeños al campo, a zonas rurales y remotas para protegerlos de las bombas de la Luftwaffe de Hitler que caían del cielo. El Gobierno de Churchill también puso en marcha un programa para enviar a las colonias a 2.600 niños. Isabel y Margarita se pasaron la Segunda Guerra Mundial entre los castillos de Balmoral y de Windsor.
La princesa camionera
Isabel participó por primera vez en la vida pública en 1940, a los 14 años, cuando ofreció un discurso de radio para el programa infantil de la BBC ‘The Children’s Hour’ en el que intentó levantar el ánimo a los otros niños del país que como ella estaban alejados de sus padres. También ella y su hermana se dejaron fotografiar mientras cultivaban un huerto en los campos de Windsor para inspirar a otros compatriotas para que cultivaran sus propios alimentos ante la escasez que acechaba el país. Pero la joven Isabel quería participar en la guerra, servir a su país. Topó siempre con la negativa de sus padres hasta que al cumplir los 18 le permitieron alistarse en el Servicio Auxiliar Territorial, la rama femenina del Ejército, que daba apoyo en suelo británico.
La joven Isabel se incorporó como mecánica y conductora de camiones a principios de 1945, aunque se iba a dormir a Windsor por las noches a diferencia de sus compañeras, y fue apodada por la prensa como “la princesa camionera”. El 8 de mayo de 1945, el día D, el Día de la Victoria de los aliados sobre los nazis, Isabel y Margarita recibieron el permiso real para poder unirse a las celebraciones populares. Se mezclaron entre la gente por primera vez en su vida sin que nadie las reconociera, y pudieron sentir por un día lo que ardía por dentro a los ciudadanos y permitieron que se desatara la euforia en una fecha que no olvidarían jamás. Isabel II nunca faltó al memorial por los muertos en la II Guerra Mundial, que se celebra en Reino Unido el segundo domingo de noviembre, más allá de las veces estaba de viaje o ya en los últimos años debido a su deteriorado estado de salud.
El amor de los 13 años
Isabel II fue una reina inesperada. Nada hacía prever que acabaría coronándose. Al nacer pasó a ser la tercera en la línea de sucesión por detrás de su tío, el príncipe David, que todavía era muy joven y podía tener hijos y cualquier hijo varón pasaría por delante de ella. Y tenía también por delante a su padre, que también era muy joven. Pese a esto, los hechos se desencadenaron de forma imprevisible. David ascendió al trono a los 42 años en enero de 1936 como el rey Eduardo VIII, pero abdicó once años más tarde para poder casarse con la estadounidense Wallis Simpson, doblemente divorciada, y su hermano, el padre de Isabel, Alberto, le sucedió en diciembre de 1936 como Jorge VI. Pero Jorge VI era un fumador empedernido y le detectaron un cáncer de pulmón y falleció de un infarto en 1952, provocando el ascenso prematuro al trono de Isabel II a la edad de 25 años.
Isabel había realizado su primer viaje oficial al extranjero, a Sudáfrica, en 1947, a los 21 años, acompañando a su padre. A la vuelta se casó con Felipe Mountbatten, príncipe de Grecia y de Dinamarca, héroe de guerra, cinco años mayor. Isabel se enamoró de él la primera vez que lo vio a la edad de 13 años y desde entonces se estuvieron carteando. Felipe renunció a sus títulos para poder casarse con ella. Ese mismo año se casaron en la Abadía de Westminster y un año más tarde tuvieron a su primer hijo, Carlos. Cuando fue coronada, la reina ya tenía dos hijos, Carlos y Ana. Los otros dos, Andrés y Eduardo, llegarían más tarde.
Un viaje de seis meses
La muerte de su padre sorprendió a la princesa Isabel y su marido en Kenia, donde habían hecho escala tras un viaje oficial a Australia y Nueva Zelanda. Desde hacía meses, ante la enfermedad de su padre, Isabel había empezado a asumir parte de sus funciones. Fue nombrada reina el 6 de febrero de 1952, pero no fue coronada hasta el 2 de junio de 1953. La ceremonia se celebró en la Abadía de Westminster y por primera vez fue retransmitida a todo el mundo a través de la televisión y radio de la BBC con el impacto sin precedentes que esto tuvo en su época. Se convirtió en la cuadragésima monarca del Reino Unido desde que el normando Guillermo el Conquistador se convirtió en Guillermo I en 1066 y en la sexta mujer en subir al trono.
Entonces Isabel tenía 25 años y no tenía apenas experiencia. Por esto los primeros seis meses de su mandato se los pasó viajando con su marido y sin sus dos hijos de entonces. Se recorrió todo el Imperio Británico de Canadá a Nueva Zelanda y del Caribe a Camerún, más de 85.000 kilómetros. Los primeros años de su reinado no fueron fáciles por la pérdida de influencia del Reino Unido en el mundo por la descolonización y por la retirada forzada de las tropas franco-británicas del Canal de Suez en 1957. Su reinado coincidió con el fnal del Imperio Británico, que había dominado un tercio del mundo.
La dueña de todos los delfines y ballenas
En 1952, Isabel II fue nombrada reina y jefa de estado de Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Pakistán y Ceilán (la actual Sri Lanka). Tras los procesos de independencia de varias colonias acabó siendo la jefa de estado de 16 países y territorios de ultramar, todos ellos perteneciente a la Mancomunidad de Naciones, la Commonweath, integrada por 54 excolonias británicas. También era la jefa de la Iglesia Anglicana, el equivalente al Papa en la Iglesia Católica, y la dueña de todos los delfines, esturiones y ballenas que estaban a menos de 5 kilómetros de la costa británica (por un decreto de 1324 del rey Eduardo II) y la principal terrateniente del mundo.
El año 1997 vivió el que ella denominó como su ‘Annus Horribilis’. Se separaron dos de sus hijos, Carlos de Diana y Andrés de Sarah Ferguson, se divorció la princesa Ana del capitán Mark Phillips, y se quemó parte del castillo de Windsor. El momento de más baja popularidad de la reina y de la Casa Real fue en 1997 cuando, tras la muerte de la princesa Diana en accidente de coche en París, la reina y todos sus familiares se encerraron en Balmoral, en Escocia, y se negó a izar la bandera británica a media asta en Buckingham, Lady Di se había divorciado el año antes de Carlos, que siguió manteniendo una relación paralela con Camila Parker-Bowles durante los 17 años de matrimonio. Pero la reina no contaba con la expresión de tristeza y de cariño que provocó en todo el país la muerte de Diana, que fue apodada “la princesa del pueblo”.
Lágrimas y flores por Diana
Millones de británicos llenaron de flores y lágrimas la valla del palacio de Kensington, en Hyde Park, donde residía Diana, mientras la reina guardaba silencio. La ira contra la monarquía fue creciendo entre la población. Se apuntó que incluso llegó a peligrar la institución. Fue gracias a la intervención y al consejo del entonces primer ministro, Tony Blair, que la reina cambió de actitud. Pronunció un discurso televisado en memoria de Diana, dio la bienvenida a todos los desconsolados ciudadanos que se acercaban a Kenington y a Buckingham para depositar flores, y ordenó que la ‘Union Jack’ ondeara a media asta.
La popularidad de la monarquía y de Isabel II se recuperó con el cambio del siglo. Primero con la celebración de su jubileo de oro por sus 50 años en el trono, unas celebraciones que se vieron empañadas por la muerte ese mismo año de su madre, la Reina Madre, a los 101 años, y de su hermana, la sufrida princesa Margarita. Y segundo por las multitudinarias bodas de Guillermo y Kate Middlteton en 2011 y Enrique y Meghan Markle en 2018, que rejuvenecieron a la monarquía. En 2015 superó a su tátara-tátara abuela, la reina Victoria I, como la monarca que más tiempo había estado en el poder con 63 años y 7 meses. En total, ha estado 70 años en el poder, siendo la monarca más longeva de la historia, respetada no solo en el Reino Unido sino en todo el mundo por su sencillez y por su austeridad. Isabel II ya no participó en las multitudinarias celebraciones del Jubileo de Platino este año. Para la mayoría de británicos, ha sido la única reina que han conocido. Muchos no británicos, la sentían también como reina. Descansará en la capilla de San Jorge de Windsor junto a su padre y su marido durante 73 años, que la espera allí desde el 9 de abril de 1921.