Romualdo Macedo Rodrigues, un pescador de Brasil, sobrevivió 11 días en el océano Atlántico el mes pasado flotando solo dentro de un congelador. Su barco se hundió frente a la costa norte de su país cuando hacía una de sus travesías, que se suponía que duraría tres días, y no tuvo más remedio que tirarse al agua para salvarse. El hombre no sabía nadar, estuvo sin comida y terminó siendo rescatado por un bote cerca de Surinam.
El pescador fue atendido en un hospital de Surinam y posteriormente detenido por las autoridades durante unos días por no tener la documentación adecuada. Ahora, después de su calvario, ha vuelto a Brasil. Nunca olvidará aquel viaje de pesca en el que terminó pasando 11 días en un congelador: "Nací de nuevo. Pensé que no contaría esta historia, pero estoy de vuelta aquí. Estaba desesperado, pensaba que mi final se acercaba", ha señalado a medios locales, recoge 'ABC7'.
"Dios me dio una oportunidad más. Vi que -el congelador- no se estaba hundiendo. Salté -dentro de él-, cayó hacia un lado y se mantuvo en el agua", ha destacado Rodrigues sobre cómo comenzó a flotar en el electrodoméstico. Al no saber nadar, vivió un horror en el océano profundo. "Los tiburones me rodeaban, pero al final se fueron. Pensé que me atacarían. Me quedé despierto, no pude dormir nada. Vi el amanecer, el atardecer, pidiéndole a dios que enviara a alguien a rescatarme", ha agregado.
El hombre veía como el agua comenzaba a entrar en el congelador, por lo que tenía que achicar con las manos. No tenía ni comida ni agua. "Estaba pensando en mis hijos, en mi esposa... Todos los días pensaba en mi madre, en mi padre, en toda mi familia. Me dio fuerza y esperanza, pero en ese momento pensé que no había forma", ha apuntado sobre aquellos días.
Al ver un barco pesquero, Romualdo no dudó en pedir ayuda: "Escuché ruido y había un bote cerca. Solo que pensaron que no había nadie en el congelador. Después, al detenerse lentamente, mi visión ya se desvanecía, y dije: 'Dios mío, el barco'. Levanté los brazos y pedí auxilio", ha precisado el pescador, que no sabe cómo dar gracias al hecho de sobrevivir: "Ese congelador era Dios en mi vida. Era lo único que tenía, fue un milagro", ha sentenciado. Todo un renacido.