Pakistán continúa sumergida en la tragedia. Son ya más de 1.200 las personas que han muerto por las terribles inundaciones que llevan azotando al país desde el arranque de junio. La temporada de lluvias monzónicas no está dando tregua, y se calcula que 33 millones de ciudadanos se han visto afectados por sus estragos. Dicho de otro modo: un tercio de Pakistán ha quedado bajo el agua.
La situación para todos ellos es tan dura como cruel y desoladora. Donde antes había viviendas ahora quedan solo escombros sumergidos. Donde había carreteras, ahora hay ríos. Miren donde miren, todo cuanto ven es agua, con apenas algunos árboles que, resistiendo a la inclemencia del temporal, aún permanecen alzándose a lo alto, aguantando las embestidas de los torrentes que se han formado en cada lugar.
En la región de Sind, al sur del país, una imagen que da fiel muestra del desastre, de la gravedad de las circunstancias, de la tensión y la desesperación, es la de unos niños que, con el agua hasta el cuello y a duras penas, nadan para cruzar ahora por los campos anegados en los que han de sobrevivir.
Poniendo en peligro sus vidas, ya no solo preocupan las inundaciones y no morir ahogado, sino también qué comer y qué beber en medio del riesgo y el miedo a desarrollar enfermedades. Además, muchos de ellos se han quedado sin un techo bajo el que guarecerse, durmiendo a la intemperie, al tiempo en que han visto perder sus cultivos y su ganado. Miles de hectáreas arrasadas y miles de animales víctimas de las inundaciones.
En total, se calcula que uno de cada siete pakistaníes se ha visto afectado por el temporal, y la previsión meteorológica sigue apuntando hacia la catástrofe: se esperan todavía más lluvias, y solo en las últimas 24 horas se contabiliza ya otra veintena de muertos que engrosan el trágico balance del Centro Nacional de Coordinación de Respuesta a las Inundaciones de Pakistán.
La provincia de Sind, –donde se producen estas imágenes de los niños nadando en medio de campos anegados–, es la más afectada, y no está preparada para más inundaciones ni existen planas para reforzar las infraestructuras ni el sistema de alcantarillado. Lo deja claro Fatima Bhutto, escritora pakistaní, en un ensayo en The New York Times en el que pide no olvidar un término: ‘refugiados climáticos’.
Según Bhutto, estas inundaciones han de ser una advertencia para todo el mundo mientras los expertos inciden en que el rápido deshielo de los glaciares y, en esencia, el cambio climático, están detrás de todo.
Mientras, en Corea del Sur el tifón Hinnamor deja imágenes de tintes apocalípticos provocando numerosos destrozos, en México luchan contra el paso del huracán ‘Kay’, en China lidian con un nuevo terremoto fatal en Sichuan… y en España permanece la vigilancia de las lluvias que llegarán por el eco del huracán Danielle.