La armada letona ha localizado restos humanos en el lugar en el que se estrelló la avioneta del empresario alemán Karl Peter Griesemann que viajaba junto a su esposa, una hija y el novio de esta. Los equipos trabajan ahora con drones submarinos para encontrar el fuselaje de la aeronave, algunos de los cuales ya fueron recuperados este lunes en aguas del mar Bático frente a la costa de la isla sueca de Gotland. Se investiga si los restos encontrados corresponden a la avioneta y sus pasaje.
En el Cessna 551 viajaban el empresario alemán Karl Peter Griesemann, de 72 años y propietario de la empresa Quick Air, junto con su mujer, su hija y el novio de esta. La avioneta se estrelló tras haber volado de forma errática unos 3.500 kilómetros desde Jerez y con destino al aeropuerto alemán de Colonia/Bonn. Según fuentes españolas, el empresario y su familia tenían desde los años 80 un chalé en una zona de la costa de Cádiz, cerca de la localidad de Zahara de los Atunes.
La investigación sobre el trágico accidente trata de desvelar algunos de los misterios que han rodeado al viaje de esta familia alemana, así como lo ocurrido en el interior de la avioneta que fue seguida en todo momento por aviones de guerra de varios países, entre ellos, cazas españoles.
Los investigadores de Alemania, Austria, como país de registro, y España, además de Lituania y Suecia, están trabajando de forma coordinada. aunque han descartado localizar la caja negra del aparato porque estos aviones pueden no tener que llevarla. La profundidad del mar Báltico en el lugar del accidente puede alcanzar los 50 o 60 metros, informa el portal letón Diena.
El viaje de la avioneta marca Cessna 551 de 10 plazas y 40 años de antigüedad arrancó desde el aeropuerto de Jerez, en Cádiz y fue a la altura de la Toledo cuando se perdió la comunicación con la aeronave. En ese momentos, dos cazas españoles despegaron desde el aeropuerto de Torrejón de Ardoz, Madrid en labores de escolta e identificación nante la sospecha de una posible despresurización de la cabina, según informa el diario El Mundo citando a fuentes de Enaira.
Tras entrar en el espacio aéreo de Francia, cazas de este país tomaron el relevo de las aeronaves militares españolas hasta Alemania. Los pilotos franceses no detectaron a ningún pasajero en el interior de la avioneta.
Igual suerte tuvieron cazas alemanes y daneses que siguieron a la avioneta durante su vuelo por sus respectivos espacios aéreos sin que tampoco pudiese localizarse a ningún pasajero en el interior del aparato.
Precisamente fue el caza danés el que completó la escolta de la avioneta en la que viajaba Karl Peter Griesemann y su familia, siendo testigos del momento en el que el aparato vira bruscamente y cae en el mar Báltico a frente a las costas de Ventspils, en aguas neutrales.