Liz Truss será la nueva primera ministra británica. Se presenta como la nueva Margaret Thatcher, incluso se viste como ella, pero creció en los duros años ochenta en una familia anti-Thatcher. De hecho, cuentan que su padre está tan triste y furioso por las ideas políticas abrazadas por su hija para llegar al número diez de Downing Street que ni tan siquiera quiere hablar de ella. John Truss, su padre, es profesor emérito de matemáticas puras en la Universidad de Leeds y algunos compañeros profesores han explicado que les han prohibido hablar de su hija. Priscilla, su madre, enfermera y profesora, sí que ha dado respaldo a su hija en su carrera política pese a no coincidir ideológicamente. Sus padres están separados desde 2003.
Truss es la tercera mujer que llega al puesto más alto de la política en el Reino Unido. Margaret Tatcher, Theresa May y ella. Las tres del partido conservador británico. Nunca una mujer laborista (socialista) ha llegado a Downing Street.
Liz Truss (Oxford, 1975) procede de una familia que, como ella ha contado en alguna ocasión, estaba a la izquierda del laborismo. Es la mayor de cuatro hermanos y la única chica. Por la carrera de su padre se mudaron de Oxford a Paisley, en Escocia, a Canadá, donde estuvieron un año, y finalmente a Leeds, al norte de Inglaterra. Liz vivió en Leeds de 1988 a 1993. Sus padres estaban dentro de la Campaña por el Desarme Nuclear. En 1982, la pequeña Liz se manifestaba por las calles de Paisley de la mano de su madre al grito de: “Maggie, out!” (¡Thatcher, fuera!). En 2016, su madre, a los 69 años, realizó una tesis doctoral sobre el metodismo. Los abuelos de Priscilla (y bisabuelos de Liz) nacieron en este movimiento religioso evangélico que floreció en las aldeas rurales en el siglo XIX y que a menudo tenía vínculos con la política radical.
Truss siempre asistió a escuelas públicas. En un debate durante las primarias, explicó que en la escuela donde estudió en el suburbio de Roundhay, en Leeds, “muchos niños se decepcionaron por las bajas expectativas, los bajos estándares educativos y la falta de oportunidades”. Y dirigiéndose a Rishi Sunak, su rival, tal vez en un intento de resaltar que él que había estudiado en una de las escuelas privadas más caras del país, añadió: “Soy conservadora porque vi cómo se decepcionaban los niños de mi escuela que quizás no tuvieron las oportunidades que tú tuviste en tu escuela, Rishi”. Dos años antes había dicho que los profesores de Roundhay no dedicaban mucho tiempo en enseñar a leer o a escribir. Aquellas declaraciones provocaron la indignación de exalumnos y excompañeros de Truss y de profesores de la escuela que reivindicaron que la institución goza de una magnífica reputación, que está considerada como una de las mejores escuelas públicas del país y le recordaron que ella recibió clases extras de matemáticas y economía, como muchos otros niños, para que pudiera entrar en Oxford.
Truss consiguió entrar en Oxford y estudió la carrera de Política, Filosofía y Economía, conocida como la ruta clásica de entrada al parlamento de Westminster. En Oxford se unió a los liberaldemócratas, partido de centro, convirtiéndose en su presidenta universitaria. Entonces defendía la legalización del cannabis y la eliminación de la monarquía. Incluso pronunció un discurso en la conferencia anual del partido de 1995, con 20 años, en la que pedía la abolición de la monarquía. Truss se ha disculpado por aquella proclama.
No obstante, su ideología política cambió cuando se graduó en 1996 y se afilió al Partido Conservador. Más tarde diría que en Oxford se había dado cuenta de que los conservadores “no tenían dos cabezas y en realidad eran buenas personas”. En la conferencia conservadora de 1997 conoció a su marido, Hugh O’Leary, contable y militante ‘tory’, como se conoce a los conservadores. Se casaron tres años más tarde y tienen dos hijas de 16 y 14 años. Pese a su clara vocación política, trabajó en el sector privado durante más de diez años primero como directora comercial en la petrolera Shell, después como directora económica de la firma de telecomunicaciones Cable & Wireless y en 2005 fue nombrada subdirectora del ‘think tank’ Reform. Durante ese tiempo siguió colaborando con los conservadores a nivel local, intentó ser elegida como concejal dos veces y otras dos como parlamentaria, pero no lo consiguió.
Por fin en las elecciones de 2010 consiguió entrar en el Parlamento al ganar su escaño en Norfolk, en el norte de Inglaterra. Truss no lo tuvo fácil para presentarse ya que dos semanas antes de los comicios sus compañeros conservadores locales intentaron deseleccionarla al descubrir que había tenido una relación extramatrimonial que duró un año y medio con otro parlamentario ‘tory’ casado, Mark Field. Aquella infidelidad acabaría con el matrimonio de su amante, pero Truss consiguió salvar el suyo.
Una vez en el Parlamento de Westminster, en 2011, fundó el influyente grupo parlamentario conservador ‘Grupo de empresa libre’, integrado por parlamentarios ‘tories’ para promover las ideas thatcheristas y contrarrestar el cada vez más expandido movimiento antimercado libre por el país. Su objetivo era ejercer de ‘lobby’ en el Gobierno de Cameron y promover nuevas iniciativas económicas. Una de ellas fue obligar a los pensionistas que seguían trabajando a pagar los mismos impuestos que el resto de personas no jubiladas.
Truss y otros miembros del grupo como Kwasi Kwarteng, Dominic Raab, Chris Skidmore y Priti Patel publicaron en 2012 un libro llamado ‘Britannia Unchained’ (Britannia desencadenada) en el que querían sentar las bases para que Reino Unido se convirtiera en una economía de libre mercado, reduciendo las leyes laborales y tomando como referencia los modelos de países como Canadá, Australia, Taiwán, Singapur o Hong Kong. El libro levantó una fuerte controversia por un pasaje en el que se criticaba a los trabajadores británicos por estar “entre los más ociosos del mundo”. Cuando se le preguntó a Truss por aquella afirmación, se defendió diciendo que aquel capítulo lo había escrito Raab.
En 2012 fue nombrada para su primer cargo ministerial como secretaria de estado de Educación en el Gobierno de David Cameron y Nick Clegg y, en 2014, se convirtió en ministra de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales dentro de una reestructuración de gabinete de Cameron en la que promocionó a varias jóvenes mujeres políticas emergentes. Aunque Truss afirmó que creía en el cambio climático, acabó recortando los subsidios para los paneles solares y el presupuesto de la Agencia del Medio Ambiente para “ahorrar en eficiencia”.
En el referéndum europeo de 2016 hizo campaña por seguir en la Unión Europea (UE) junto a David Cameron. Dijo que no quería que sus hijas crecieran “en un mundo donde necesitaran un visado o un permiso para trabajar en Europa, o donde se les impidiera hacer crecer un negocio debido a los desorbitantes costos de llamadas y las barreras para comerciar”. Su europeísmo no le impidió seguir ascendiendo en el nuevo gobierno brexitero de Theresa May. Tras el referéndum, Truss se declaró brexitera. Algunos compañeros apuntan que no hizo campaña a favor de la UE tanto por ideología sino por querer estar en el bando ganador.
May ascendió a Truss a ministra de Justicia, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar el cargo en sus mil años de historia. Estuvo solo un año en el cargo porque en 2017 fue nombrada secretaria de estado de Finanzas. Durante ese tiempo se construyó su reputación de política thatcheriana y de euroescéptica. Sus intentos de eliminar el Protocolo de Irlanda del Norte le generaron elogios en su grupo parlamentario y grandes críticas de los partidos de oposición y de sus homólogos europeos, así como del presidente estadounidense, Joe Biden, con raíces irlandesas.
Muchos creyeron que se estaba posicionando para el ser líder del partido después de May. Sin embargo, tras la caída de May en 2019, no se postuló para sucederla en las primarias, creyó que no era su momento, y, en cambio, apoyó a Boris Johnson, la apuesta ganadora. Johnson la recompensó con la cartera de Comercio Internacional para renegociar todos los acuerdos internacionales después del Brexit.
Truss cerró más de sesenta tratados de libre comercio y aprovechó para posicionarse hábilmente como la gran defensora de nuevo ‘Global Britain’ (Reino Unido global) y del libre mercado. Durante ese tiempo también recibió críticas por sus tratos con Arabia Saudita, donde admitió que se habían exportado armas pese a la prohibición internacional por el conflicto del Yemen. En septiembre de 2021, fue ascendida a ministra de Exteriores. Su antiguo compañero de gabinete, Rory Stewart, reveló que Truss le confesó en una ocasión que la diplomacia le parecía aburrida y que no querría ser ministra de exteriores.
Cuando el pasado 7 de julio, Boris Johnson presentó su dimisión, supo que esta vez sí que era su momento y se presentó a las primarias. Truss no estaba entre los favoritos, no está considerada como una gran oradora, pero se coló en la última ronda en las primarias para enfrentarse a Rishi Sunak. Sunak era el favorito entre los diputados, que votaron en las primeras rondas, pero Truss tenía ventaja entre los 160.000 militantes del partido que votaron en las primarias.
Truss se ha ganado la confianza de los militantes del Partido Conservador porque representa el ala más conservadora ‘tory’. Como Thatcher, defiende la mínima participación del Estado en la economía, defiende el libre mercado, bajar los impuestos y limitar las ayudas sociales. Cuentan que está tan comprometida con la libertad que incluso le puso a su segunda hija el nombre de Liberty. Truss ha prometido reducir los impuestos, empezando por revertir la subida de la seguridad social y del impuesto de sociedades anunciados por Rishi Sunak cuando era ministro de finanzas.
Sunak, que ha propuesto subir los impuestos hasta que baje la inflación, critica que Truss quiera bajar los impuestos y ofrecer, a la vez, un importante paquete de ayudas sociales, necesario para hacer frente a la profunda crisis del coste de la vida y la inflación que ya ha alcanzado el 10%. Cuando fue elegida por primera vez, Thatcher también tuvo que lidiar con una inflación de dos dígitos. Posteriormente, redujo el impuesto sobre la renta, desreguló la industria financiera y privatizó los activos estatales.
Para seguir con la comparación con Thatcher, a diferencia de la Dama de Hierro, Truss ha cambiado de ideas políticas con frecuencia. Empezó en la izquierda radical y ha terminado en la derecha del Partido Conservador. Hizo campaña por seguir en la UE y ha terminado siendo la más brexitera de todos. Fue ella quien redactó la propuesta de ley que está a punto de ser aprobada en el parlamento que elimina partes del Protocolo de Irlanda del Norte del Tratado del Brexit y también ha dicho que pulsará el artículo 16 del Protocolo para eliminar de forma unilateral los controles en la frontera con la UE pese a que esto supondría una guerra legal y comercial con la UE. Truss era el candidato que menos quería Bruselas.
Aunque Truss se presenta como la persona que tiene que sacar el país de la crisis donde está, en realidad representa la línea continuista con Johnson. Ha integrado el gobierno de Johnson durante los tres años que ha estado en el poder y apoya todas sus políticas desde la eliminación del protocolo del Brexit y el programa nuclear hasta la controvertida política de asilo de Ruanda y la oposición al segundo referéndum de independencia escocés. Gobernará los dos años que quedaban del mandato de Johnson hasta diciembre de 2024, aunque los laboristas van a intentar forzar unas elecciones anticipadas presionándola porque no tiene mandato popular, sabedores de que Truss es una desconocida para el gran público y que los laboristas de Sir Keir Starmer se impondrían en estos momentos si se convocaran unas elecciones.