Los talibán prometieron respetar los derechos logrados por las mujeres tras el derrocamiento del Emirato Islámico en 2001. Un año después, está ya claro que todos estos compromisos han caído en saco roto y ONU Mujeres acusa a los actuales gobernantes de construir "meticulosamente" unas "políticas de desigualdad" que marginan a la mitad de la población.
La directora ejecutiva de esta agencia, Sima Bahous, percibe un deterioro "diario y continuo" de los Derechos Humanos de mujeres y niñas, tanto en el ámbito público como incluso en el privado. No hay mujeres en el gabinete talibán, donde los hombres de 'línea dura' sigue mandando y adoptando leyes a su medida.
"Ha sido un año de faltas de respeto crecientes sobre el derecho (de las mujeres) a vivir sus vidas como libres e iguales, negándoles la oportunidad de ganarse la vida, acceder a atención médica y educación y escapar de situaciones de violencia", afirma Bahous en el primer aniversario del ascenso talibán al poder.
En "sólo unos meses", añade, los radicales echaron por tierra décadas de avances, algo que recuerdan periódicamente grupos de mujeres que siguen saliendo a la calle para reivindicar sus derechos a pesar de las amenazas de los actuales gobernantes. El sábado, los talibán dispersaron en Kabul una protesta con unas 40 mujeres, según la BBC.
Las mujeres han sufrido retrocesos en el ámbito laboral, pero también en la educación, hasta el punto de que Afganistán es, a día de hoy, el único país del mundo que impide el acceso a las niñas a la educación secundaria. Unos 3,4 millones de niñas y adolescentes están fuera del sistema educativo, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Mariya, de 16 años, reivindica en declaraciones a UNICEF su "derecho" a volver a clase y acabar los tres años que le quedan en secundaria. "Algunas de mis amigas y compañeras de clase sufren depresión", cuenta esta joven, que reconoce que con los talibán la diferencia entre géneros ha aumentado.
Los talibán también han emitido órdenes que obligan a las mujeres a cubrirse el rostro en público o a moverse siempre bajo la vigilancia de un 'guardián' varón, lo que de puertas para dentro puede traducirse en una mayor situación de violencia y en la incapacidad de las víctimas de violencia de género para pedir ayuda.
Naciones Unidas teme que esto derive también en un aumento de los matrimonios forzados, en un contexto en el que la proporción de niñas que se casan antes de cumplir los 18 años ya ronda el 28 por ciento.
"Debemos seguir alzando las voces de las mujeres y niñas afganas que luchan cada día por sus derechos. Su lucha es nuestra lucha. Lo que les ocurra es responsabilidad global", reclama Bahous, que emplaza a los talibán a considerar la marginación de las mujeres como un "autosabotaje" nacional.
Sin la plena participación de las mujeres, avisa, "hay pocas oportunidades de lograr una paz duradera, la estabilidad y el desarrollo económico", en un contexto en el que más de 24 millones de afganos necesitan ayuda humanitaria. La de Afganistán está considerada una de las mayores crisis de todo el mundo.