Se cumple un año de la caída de Kabul tras el regreso al poder de los talibanes
Este lunes 15 de agosto se cumple un año de la caída de Kabul, consumándose el regreso al poder de los talibanes
Los talibanes han aplastado a los disidentes, con ejecuciones extrajudiciales, amordazado a la prensa
La situación de las niñas afganas tras un año de Gobierno talibán: deprimidas y encerradas en casa
El lunes 15 de agosto se cumple un año de la caída de Kabul, consumándose el regreso al poder de los talibanes. Aunque los fundamentalistas llevaban tiempo ganando terreno al gobierno afgano, la reconquista se precipitó, obligando a Estados Unidos y sus aliados a una improvisada evacuación. En ella no hubo sitio para todos los colaboradores y funcionarios locales, que temían las represalias de los talibanes. Un año después, los negros presagios parecen haberse confirmado, sobre todo, para las mujeres.
Una precipitada evacuación
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Lo vivido aquellos días en Kabul, ante el acelerado avance de los talibanes, pasó a la historia como una versión afgana de la desbanda de Saigón. Los estadounidenses, junto a las otras fuerzas extranjeras que había tutelado durante dos décadas el país, protagonizaban una precipitada evacuación.
Los afganos quedaban abandonados a su suerte. De su desesperación hay numerosas estampas en aquellos días de caos y avalanchas en el aeropuerto de la capital. Pero ninguna como la caída del cielo y de su sueño suicida de quienes se aferraron al tren de aterrizaje de los aviones antes que vivir bajo el yugo talibán.
Kabul, un año después
No solo se ha retrocedido 20 años, sino siglos en su concepto de estado y sociedad. Lo saben bien las mujeres, expulsadas de nuevo de la vida pública, con el despojo de sus derechos sociales, y de su acceso a la educación secundaria y al trabajo.
Los talibanes han aplastado a los disidentes, con ejecuciones extrajudiciales, amordazado a la prensa y acogido, en contra de lo que prometieron en un principio, a terroristas de al Qaeda y el ISIS.
La congelación de la ayuda internacional para la reconstrucción ha agravado la crisis económica y humanitaria de un país, donde la hambruna y la desnutrición afectan a millones de niños.