Mal alimentadas, deprimidas y encerradas en casa. Esa es la situación de las niñas afganas después de un año de Gobierno talibán, según denuncia la ONG Save The Children.
La organización ha alertado de que un año después de que los talibanes tomasen el control de Afganistán, una gran parte de las niñas afganas presentan signos de depresión o se muestran frustadas por no poder acudir a la escuela.
El 97% de las familias luchan por darle suficiente comida a sus hijos e hijas, aunque las niñas comen menos que los niños, según el informe 'Punto de ruptura realizado 'por la ONG.
"Casi el 80% de los niños y niñas aseguran que se han ido a la cama con hambre en los últimos 30 días, aunque son las niñas quienes más sufren esta situación ya que tienen casi el doble de probabilidades que los niños de acostarse sin haber comido lo suficiente", según el comunicado de Save The Children.
Según la ONG, la falta de alimentos provocada por la escasez de alimentos que sufre el país tiene consecuencias "devastadoras" para la salud de los niños y las niñas, a la vez que amenaza su futuro.
Nueve de cada diez niñas en Afganistán aseguran que sus comidas se han reducido en el último año y que están preocupadas porque están perdiendo peso y no tienen energía para estudiar, jugar o trabajar.
La crisis también está afectando al bienestar mental y psicosocial de las niñas. Según varias entrevistas realizadas por Save The Children con personas adultas a su cargo, el 26 por ciento de las niñas muestran signos de depresión en comparación con el 16 por ciento de los niños. Además, el 27 por ciento de las niñas tienen signos de ansiedad. Los niños, un 18 por ciento.
"Las niñas entrevistadas por Save the Children cuentan que tienen problemas para dormir por la noche porque están preocupadas y tienen pesadillas. También aseguran que han sido excluidas de muchas de las actividades que antes les hacían felices, como pasar tiempo con familiares y amigos e ir a parques y tiendas" ha asegurado la ONG.
Tras la toma del poder por parte de los talibán en agosto de 2021, se ordenó a miles de niñas de secundaria que se quedaran en casa, revirtiendo años de progreso para la igualdad de género, motivo de decepción y enfado entre las niñas, que se sienten desesperanzadas por su futuro.
En este sentido, son más del 45 por ciento de las niñas las que lamentan que no asisten a la escuela, en comparación con el 20 por ciento de los niños. Estas mencionan los desafíos económicos, la prohibición de los talibanes de que las niñas asistan a clases en la escuela secundaria y las actitudes de la comunidad como "las principales barreras" que les impiden acceder a la educación.
Tras la retirada de las fuerzas internacionales el año pasado, los talibanes tomaron el poder el 15 de agosto. Se retiraron miles de millones de dólares en ayuda internacional, se congelaron las reservas de moneda extranjera de Afganistán y se derrumbó el sistema bancario. La posterior crisis económica y la peor sequía del país en 30 años han sumido a los hogares en la pobreza.
Los niños y niñas entrevistados por Save the Children cuentan que la situación económica, que está dejando a los hogares sin suficiente dinero para comer y sin artículos básicos, está impulsando un aumento en los matrimonios infantiles en sus comunidades, y que esto está afectando más a las niñas que a los niños.
El director de Save the Children en Afganistán, Chris Nyamandi, director, ha explicado la gravedad de la situación actual: "La vida es terrible para los niños y las niñas aquí, un año después de que los talibán tomaran el control, se acuestan con hambre noche tras noche. Están exhaustos y consumiéndose, incapaces de jugar y estudiar como solían hacerlo. Pasan sus días trabajando duro en fábricas de ladrillos, recogiendo basura y limpiando casas en lugar de ir a la escuela".
Save the Children ha sostenido que la solución no se puede encontrar solo en Afganistán, sino que "es fundamental la implicación de la comunidad internacional". La organización alerta de que si no se proporcionan fondos humanitarios "inmediatos" y se encuentra una manera de reactivar el sistema bancario y apoyar la economía, niños y niñas perderán su infancia e incluso morirán.