La batalla legal por el pequeño Archie Battersbee, el menor de 12 años que se mantiene con vida gracias a una máquina artificial después de sufrir graves daños cerebrales cuando realizaba un reto viral en su casa en Reino Unido, el pasado 7 de abril, continúa. Los médicos del Royal London Hospital insisten en que el niño está clínicamente muerto y defienden su desconexión, algo apoyado por el Tribunal de Apelaciones de Londres, contra la firme y férrea voluntad de los padres, Hollie Dance, de 46 años, y Paul Battersbee, de 56, quienes no se quedaron ahí y acudieron incluso a la ONU, que les concedió su favor con una orden judicial. Pese a ello, el Tribunal de Apelaciones le daba la espalda, considerando que esa orden no es vinculante, algo que la defensa de los progenitores consideran como una “violación flagrante” del derecho internacional. No obstante, de ese modo, daban un plazo a los médicos para desconectar a Archie este mismo martes, pero, una vez más, los padres del pequeño han presentado a última hora otro recurso y ahora todo vuelve a estar en manos de la Corte Suprema, alargándose así el complejo litigio judicial.
Para Hollie, lo que pretenden hacer con su hijo es una “ejecución coreografiada”, e insiste, –contras las observaciones médicas que subrayan que no se puede hacer nada por el menor, que permanece en coma irreversible–, en que solo necesita tiempo. Sin perder la esperanza, y apoyada por grupos religiosos, clama por evitar la desconexión: “No debería estar permitido que el sistema le haga esto a la gente”, ha defendido en reiteradas ocasiones, señalando ante los medios que está pasando por un proceso “desolador” y “estresante”, pero que no se rendirá.
Denunciando que en ningún momento ha sentido “apoyo en absoluto” por parte de los cuidadores de Archie, llegando incluso a acusarles de mentir al presentarse ante los medios como compasivos y solidarios, Hollie reitera que “no hay nada digno” en cómo les están tratando e insiste en expresar su incredulidad: “No entendemos cuál es la prisa y por qué se niegan todos nuestros deseos”, ha señalado.
De este modo, en la misma línea que han seguido durante todo el proceso, los padres del pequeño van a luchar hasta el final por evitar la desconexión, que estaba prevista para este martes a las 12:00 horas. Sin embargo, solo unos minutos después de ese plazo se cumpliese, tal como informa Daily Mail, la Corte Suprema confirmaba que se había presentado una apelación de último minuto.
En este contexto, la vida de Archie vuelve a estar en manos de los jueces de la Corte Suprema de Reino Unido, la máxima instancia judicial del país.
La batalla en los juzgados comenzó tras el trágico accidente del 7 de abril, cuando Archie se ahorcó al quedar colgado de una barandilla con una cuerda atada al cuello en su casa, en Essex, Reino Unido, realizando presuntamente un reto viral. Cuando sus padres le encontraron, fue trasladado de inmediato al Royal London Hospital, donde, tras comprobar que estaba en "muerte cerebral", le conectaron a una máquina de soporte vital.
Ya entonces, los médicos advirtieron que no podían hacer nada por salvarle, algo que certificarían con una resonancia magnética tras la que informaron que su estado era incompatible con la vida. Era el 31 de mayo, y dos semanas después una jueza autorizaba la desconexión, algo que recrudeció e impulsó un litigio judicial que, tras múltiples recursos estaría ya próximo a su fin.