El primer ministro de Irak, Mostafá al Kazemi, ha ordenado la suspensión este domingo de la jornada laboral en la mayor parte de las instituciones oficiales para calmar la tensión ante la jornada de protestas del sábado que desembocó en una nueva toma del Parlamento, la segunda esta semana, por parte de los simpatizantes del poderoso clérigo Muqtada al Sadr.
"Las únicas excepciones a esta orden", según el comunicado recogido por la agencia oficial de noticias iraquí INA, "tendrán lugar en las instituciones de seguridad y sanitarias, en las que se aplicará una jornada reducida al 50%".
Un total de 125 personas, entre ellas 25 miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes, resultaron heridas el sábado, día en que la capital iraquí, Bagdad, quedó paralizada por las protestas de los simpatizantes del clérigo contra la candidatura del político chií proiraní Mohamed al Sudani, rival del religioso, al cargo de primer ministro.
La práctica totalidad de la comunidad internacional ha llamado a la calma en Irak. En las últimas horas se han sumado la Unión Europea y Naciones Unidas a través de su secretario general, António Guterres, que ha pedido "medidas inmediatas para reducir la tensión" y la formación de "un gobierno nacional efectivo, a través de un diálogo inclusivo y pacífico, que pueda cumplir sin demora con las demandas de reforma".
Al Sadr, cuya coalición Sayirún ganó las legislativas del año pasado, lleva meses denunciando la incapacidad del resto de las fuerzas políticas para formar este nuevo gobierno, y ha asegurado que el grupo proiraní al que pertenece el candidato Al Sudani, Marco de Coordinación, gran derrotado en los comicios, no debería tener presencia en el nuevo Ejecutivo.
No obstante, y tras la dimisión en junio del bloque parlamentario saderita por el atasco de las negociaciones, el grupo proiraní decidió dar un paso delante y presentar como candidato al ex ministro de Trabajo y Asuntos Sociales.
Irak ya atraviesa su periodo más largo de negociaciones de Gobierno desde las primeras elecciones celebradas en 2005 bajo los auspicios de Estados Unidos, una situación que ha llevado tanto a la población como a la clase política del país a un estado de frustración permanente e impedido al el segundo mayor productor de petróleo de la OPEP que extraiga los beneficios correspondientes del aumento de los precios del crudo.