La imagen de este lunes, que sobrecoge y que debería sonrojar a Occidente, es la del rescate de un bebé de solo 4 meses en el Mediterráneo. Sucedió hace una semana en aguas italianas, pero la escena ha salido hoy a la luz. Una situación durísima que evidencia el drama de los que arriesgan todo por el sueño de una vida mejor.
El equipo de Médicos sin Fronteras llegó al lugar del naufragio cuando prácticamente todo el mundo estaba en el agua pidiendo ayuda. Fueron subiéndolos uno a uno a lancha salvavidas hasta que se dieron cuenta de que, unos metros más allá, encima de una tabla, había varias personas, y sobre el hombro de una de ellas, un bebé de muy pocos meses.
En ese momento, se dispara la adrenalina a bordo: hay que actuar con extrema rapidez. Primero se llevaron al pequeño a bordo, y se comprobó que no respiraba, aunque seguía con vida. Todo ello a más de 3 horas de tierra firme, por lo que la actuación debe ser en mitad del mar.
Se le practicó un masaje cardiaco de inmediato y después de unos segundos de tensión máxima, se obró el milagro. Ese pequeño de solo cuatro meses rompió a llorar y volvió a la vida.
El reportero gráfico francés que lo graba todo cuenta que un helicóptero llegó de madrugada para llevárselos a él y a su madre a un hospital. El resto de náufragos, con vida solo gracias a la ONG, tardaron tres días en obtener el permiso para desembarcar en Italia.