Tensión en las costas australianas después de que un barco carguero haya quedado varado, a merced de las olas y la fiereza del temporal, frente a los acantilados del Real Parque Nacional.
La embarcación, por circunstancias que aún no se han precisado con exactitud, se ha quedado sin energía después de un fallo en el motor, lo que ha provocado que los 21 tripulantes que se encuentran a bordo se hayan quedado atrapados en el carguero, a la espera de un complejo rescate que ha sufrido interrupciones por la inclemencia del temporal que está azotando distintas regiones del país.
Las fuertes tormentas que se están sucediendo, con intensas lluvias que están provocando graves inundaciones, han obligado a las autoridades a evacuar a decenas de miles de residentes de Sídney. En este contexto, de hecho, la comisaria del estado australiano de Nueva Gales del Sur ha informado de que se han producido 3.900 solicitudes de asistencia y 85 rescates por las inundaciones.
En este escenario, el temor respecto a la situación del carguero varado con 21 personas en su interior se multiplica: "No sabemos exactamente qué es lo que ha fallado en el motor", ha dicho el controlador de incidentes de la Autoridad Portuaria de Nueva Gales del Sur, John Finch, antes de añadir: "La tripulación cree que lo que ha ocurrido es que la turbina del motor principal ha explotado"
Ante la situación, trabajadores a bordo de tres remolcadores y los 21 miembros de la tripulación a bordo de la embarcación, –que cuenta con 169 metros de eslora–, están intentando recuperar los dos cables de anclaje de acero que se han soltado para mantener el barco en su sitio y evitar que se estrelle contra los acantilados.
Al mismo tiempo, el temor no solo se multiplica por la situación de las personas atrapadas en su interior, sino también por el miedo a que se pueda producir igualmente un gran desastre medioambiental. Como recoge el medio The Guardian, el carguero transporta cerca de 1.000 toneladas de fuel, lo que podría resultar fatal en el caso de que el barco encalle.
En esta situación, los servicios de emergencia se afanan desesperadamente en abordar un rescate marcado por un mar embravecido y condiciones climatológicas completamente adversas en la costa de Portland Bay. Parte de los esfuerzos se destinan, además, a que el barco no se aleje todavía más, estando en una posición muy precaria a casi 2 kilómetros de la costa.