Collin Boldizsar, de 29 años, se enfrenta cargos de asesinato acusado de decapitar a su madre, Laurie Collins, en su casa en el tranquilo vecindario de Shoreline, Washington en EEUU.
Un vecino vio el auto de Collins estacionado en su lugar habitual cuando tenía que estar en el trabajo en la Universidad Seattle Pacific. El vecino había escuchado gritos y golpes provenientes en la madrugada y decidió llamar a las autoridades. Cuando los agentes llegaron a la casa, Boldizsar cerró la puerta con llave. Los agentes acabaron forzando la entrada a la casa y fue entonces cuando hicieron un espantoso descubrimiento. En la habitación estaba el cuerpo decapitado de Collin junto a un bate de béisbol.
Collins había presentado de alejamiento contra su hijo en mayo después de un incidente de violencia doméstica. Los policías que llegaron a la casa estaban al tanto de la orden. Boldizsar, que presentaba heridas superficiales autoinfligidas en ambas muñecas, y fue detenido en el lugar.
Terry Carlstrom, fiscal adjunto senior de la Oficina del Fiscal del Condado de King, calificó el crimen como una "ofensa extraordinaria y violenta" y dijo que Boldizsar era una "amenaza significativa para la comunidad".
Tracy Norlen, oficial de información pública de la Universidad de Seattle Pacific, dijo en un comunicado a DailyMail que "la universidad está profundamente entristecida por la muerte de nuestra colega de toda la vida", dijo. "Fue una asistente leal y dedicada para muchos departamentos, y una colega fiel cuya devoción a Cristo fue evidente a través de su trabajo. La comunidad SPU la extrañará profundamente”.