Robert Sylvester Kelly, la estrella del R&B de los noventa bajo el nombre artístico de R. Kelly, ha sido condenado este miércoles en Nueva York a 30 años de cárcel por delitos de abusos y tráfico sexual.
Kelly, de 55 años, fue declarado culpable en un juicio celebrado hace nueve meses, en el que numerosos testimonios sacaron a a la luz no solo abusos sexuales, sino la trama delictiva organizada para procurarle víctimas. “R. Kelly Kelly es un depredador. Esta es una victoria para sus víctimas, la justicia y para los futuros sobrevivientes de agresión sexual”, dijo Breon Peace, fiscal federal, tras la sentencia.
Como tantos otros casos conocidos, entre ellos los del productor Harvey Weinstein, cuyos abusos incitaron el movimiento de MeToo, el de Kelly ha sido especialmente mediático.
El cantante explotó su fama y su riqueza para atraer con fines sexuales a mujeres y a niñas, según ha considerado demostrando un tribunal federal de Brooklyn. Y tan claras resultaron las evidencias a los miembros del jurado que el juicio fue declarado visto para sentencia en cinco semanas.
Antes de la lectura de la sentencia por la jueza Ann Donnelly, nueve de las víctimas volvieron a declarar los abusos a los que fueron sometidas por el cantante. El engaño con el que Kelly atrajo a sus víctimas, prometiéndoles ayuda para alcanzar el estrellato, pronto se convirtió en un maltrato sexual, con daño físico incluido.
"Han pasado 23 años desde que nos conocimos, y has victimizado a muchas chicas desde entonces", dijo una testigo identificada como Jane número 2. Más tarde agregó: "Ahora es tu turno de que te quiten la libertad".
Kelly ha sido condenado por nueve delitos, un cargo de extorsión y ocho por violar la conocida como Ley Mann, que prohíbe el transporte de tráfico de personas a través de las fronteras estatales para ser prostituidas. Kelly será probablemente trasladado a una cárcel en Chicago, donde le aguarda un juicio en agosto en un tribunal federal por pornografía infantil y obstrucción a la justicia.
Los fiscales habían pedido una pena de prisión de más de 25 años, por considerar que Kelly había demostrado un "desprecio insensible" por sus víctimas y una absoluta falta de remordimiento.
Los abogado defensores ha argumentado que su infancia de niño maltratado pudo haber desembocado en una "hipersexualidad" adulta, y que ya no representaba una amenaza para nadie.