Tiene 53 años y en su aldea, Ambau Indah, en la isla de Buton, de la provincia de Célebes Suroriental, en Indonesia, le conocen como Usman, hoy protagonista por haber logrado capturar de la forma más rudimentaria a un gran cocodrilo de casi cuatro metros y medio.
Las imágenes, que se han convertido en virales, han dado la vuelta al mundo traspasando fronteras; algo inamiginable en la pequeña aldea por la que deambulaba el animal sembrando el pánico entre los lugareños.
“Si lo hubiésemos dejado, habría tocado tierra y no habríamos podido entrar a los campos de arroz. Podría ser peligroso”, ha contado Usman en declaraciones recogidas por The Nation Thailand.
Con el propósito de evitar que atacase a alguien o destrozase los cultivos, explica el aldeano, tenía que arriesgarse. Asegura que estaba amenazando el sustento y la vida de sus vecinos, y cuenta que cerca de los campos hay una cuneta por la que pasan muchos pescadores a los que podía atacar.
Por eso, decidido a poner fin a la amenaza de la mejor forma posible para todos, Usman entró en acción y, valiéndose de una simple cuerda y con ayuda de su hijo, atrapó al cocodrilo de 4,3 metros, que después fue liberado por la Agencia local de Conservación de Recursos Naturales (BKSDA, en inglés), para trasladarlo a otro lugar donde pueda seguir desarrollándose, pero en un área menos poblada, donde su presencia no suponga un riesgo para los humanos.