Miles de mujeres, muchas más que hombres, con problemas de salud mental reciben terapia electroconvulsiva (TEC) en Inglaterra. Así lo revela el diario Independent, que cifra en dos de cada tres personas las mujeres que son sometidas a este tipo de tratamiento.
El medio, que se refiere a los datos obtenidos por el doctor John Read, profesor de la Universidad de East London y destacado experto en TEC, -un total de 1964 historiales de pacientes- cifra en un 67 % las mujeres que recibieron este tipo de tratamiento en 2019.
Además, destacan que el 36% de los pacientes que recibieron la terapia electroconvulsiva no dieron su consentimiento y el Sistema Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) solo pudo certificar el éxito en el 16% de los casos.
Según los datos recogidos por el doctor Read y su equipo, alrededor de 2500 personas se someten a TEC en Inglaterra cada año. El 58%, son mayores de 60 años.
La TEC es un procedimiento que se lleva a cabo con anestesia general y consiste en la estimulación repetitiva, por inducción eléctrica, de las neuronas del sistema nervioso central durante unos segundos, de forma controlada y ajustada a cada paciente, para desencadenar una convulsión breve de manera intencional. Esto produce cambios en la neuroquímica cerebral que pueden revertir los síntomas de algunas enfermedades mentales, si bien puede no funcionar en todas las personas.
De acuerdo, a la evidencia científica disponible, la TEC está indicada en un número muy reducido de pacientes. En concreto, para las personas con determinados cuadros profundamente resistentes --depresiones graves con inhibición extrema, algunos desórdenes psicóticos, trastornos bipolares y catatonías, fundamentalmente-- con nula respuesta a la terapia psicofarmacológica, que es el primer tratamiento de elección.
Sin embargo, según señaló Read, a muchos de los pacientes del NHS se les trató con TEC antes de ofrecerles otro tipo de tratamientos en primer lugar. Todo ello, recuerda Read, a pesar de las recomendaciones del Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención (Niza), que contempla la TEC solo “para el tratamiento agudo de la depresión grave que pone en peligro la vida y cuando se requiere una respuesta rápida, o cuando otros tratamientos han fallado” y de forma consensuada en la medida de lo posible con el paciente, al que se le deben de informar de los posibles riesgos.
En este sentido, el psicólogo considera que la TEC “no es segura en términos de daño cerebral y pérdida de memoria” y que hay poca evidencia de su impacto positivo.