Rusia usó armas prohibidas para bombardear a la población de Járkov

Un soldado ucraniano enseña una de las ojivas que Moscú lleva lanzando contra Ucrania. El Kremlin las carga con munición de racimo. Es una de las imágenes del día de la guerra junto con la del bebé visitando la tumba de su padre. Rusia emplea este arsenal prohibido contra los civiles. Su uso es un crimen de guerra. Aministía Internacional lo denuncia tras documentar que en 7 de los cerca de 30 bombardeos indiscriminados en barrios residenciales de Járkov cientos de civiles han sido asesinados con ese arma de guerra que tiene un enorme margen de error.

Es en las pequeñas aldeas que rodean Járkov donde ahora las tropas rusas reconquistan territorios. La aviación conoce de antemano las posiciones del ejército ucraniano por delatores como este colaboracionista al que detienen soldados del país. Una traición que conlleva 12 años de prisión. Mientras, el empuje de la ofensiva rusa en Severodonestk supone que la ciudad clave del Donbás está casi perdida. Resiste un pequeño grupo de soldados junto a medio millar de civiles en la planta química de Azot.

Sin perdón para los mercenarios extranjeros

El líder de la autoproclamada república de Donetsk, Denis Pushilin, ha descartado otorgar cualquier indulto a los "mercenarios extranjeros" recientemente condenados a muerte por participar en la guerra bajo el mando ucraniano.

"Debo guiarme por la decisión del tribunal. Por la naturaleza de los delitos que cometieron, no veo ninguna razón, no hay requisitos previos para que tome una decisión sobre el indulto", ha argumentado Pushilin, informa la agencia TASS.

La pasada semana el Tribunal Supremo de esta autoproclamada república de Donbás condenó a la pena capital a los ciudadanos británicos Shaun Pinner y Aiden Aslin, así como al marroquí Saadoun Brahim por formar parte del Ejército ucraniano en calidad de "mercenarios".

De acuerdo con la acusación, la confesión de estas tres personas confirmaron su culpabilidad en los tres cargos que se presentaron contra ellos, actividades delictivas a través de un grupo de personas, toma del poder por la fuerza y actividades mercenarias.

En los últimos días, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha condenado la pena de muerte impuesta a estas tres personas y lo ha considerado como un "crimen de guerra", coincidiendo con Kiev en que pertenecían al Ejército regular de Ucrania y por tanto no pueden ser considerados mercenarios.

Rusia afirma que casi 7.000 extranjeros procedentes de más de 60 países --principalmente de Polonia, Estados Unidos, Canadá y Rumanía-- se han unido a las fuerzas ucranianas para participar en el conflicto desde que el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció el inicio de la invasión el 24 de febrero.

Voluntarios de hasta 55 países

Las autoridades de Ucrania han confirmado este lunes la presencia de "voluntarios" de hasta 55 países diferentes en las filas de su Ejército, dentro de la llamada Legión Internacional, formada tras la decisión del presidente ruso, Vladimir Putin, de invadir el país el pasado 24 de febrero.

"Tenemos representantes de 55 países de todos los continentes, incluso de lugares tan distantes como Brasil, Corea del Sur o Australia", ha destacado el portavoz de la Legión de Defensa Internacional de Ucrania, Damien Magru, quien no ha dado un número exacto de combatientes extranjeros alegando motivos de seguridad.

No obstante, sí ha precisado que una gran parte de estos "voluntarios" son estadounidenses británicos, seguidos de polacos y canadienses. A su vez, ha añadido que existe también un gran número de ciudadanos de los países bálticos y nórdicos, en especial de Finlandia.

Magru ha explicado que a todos los efectos estos combatientes hacen parte de las Fuerzas Armadas ucranianas y por lo tanto la financiación de su paso por la guerra corre a cargo de las partidas presupuestarias destinadas Defensa. En ese sentido, ha subrayado que reciben el mismo jornal que los soldados ucranianos, por lo que ha pedido que no sean considerados como mercenarios, tal y como afirma Rusia.