Natasha Elcock llevaba 20 años viviendo en el piso 11 de la la Torre Grenfell, en el oeste de Londres, cuando se produjo el trágico incendio el 14 de junio de 2017. Las llamas devoraron rápidamente el edificio de 24 plantas, formado en su mayoría por apartamentos de protección oficial. Murieron 72 personas, entre ellas el tío de Natasha que vivía cuatro pisos más arriba. "Dejé que el baño se inundara y que el agua invadiera el apartamento, y así se salvó mi familia", recuerda Natasha al diario británico The Mirror. Los bomberos la rescataron junto a su pareja y su hija dos horas después de haber recibido el primer aviso del incendio. Cinco años después, las víctimas siguen reclamando justicia.
La lenta evacuación de la Torre Grenfell de Londres agravó la tragedia, según concluyó la primera fase de la investigación sobre aquella fatídica noche. Las llamas se originaron por un fallo eléctrico en una nevera en un apartamento del cuarto piso, antes de alcanzar el revestimiento exterior y engullir la torre por completo. La segunda fase de la investigación, todavía en marcha por culpa de la pandemia, investiga lo ocurrido en los años previos al incendio, en particular, una remodelación de la fachada en la cual se colocaron revestimientos inflamables, clave en la rápida propagación del fuego.
La investigación, a cargo del juez retirado Martin Moore-Bick, lleva abierta, por tanto, más de cuatro años y no se espera que el informe final esté hasta 2023. "Cuando asumimos la lucha, sabíamos que era David contra Goliat", asegura Natasha que preside Grenfell United, un grupo de presión formado por las familias de víctimas y supervivientes de la torre residencial londinense. Quieren saber cómo se permitió que ese edificio, ubicado en el distrito rico de Kensington, se convirtiera en un polvorín y quién tuvo la culpa.
Entre los testigos para dirimir responsabilidades, los representantes de los arquitectos, contratistas y subcontratistas que llevaron a cabo la remodelación, y de los fabricantes y vendedores del revestimiento. Las costas legales de este caso van camino de superar los 250 millones de libras esterlinas, unos 293 millones de euros, según revela The Guardian. Una cifra que eclipsa los 343.000 euros que, según la investigación, se ahorraron en el proyecto de renovación.
Scotland Yard, que está llevando a cabo su propia investigación sobre el incendio, podría imputar delitos penales, que incluyen homicidio por negligencia grave, homicidio involuntario corporativo e infracciones de la Ley de Salud y Seguridad, pero ya dijo que no anunciaría ninguna decisión sobre los cargos hasta que concluyera la investigación pública, porque necesitaban tener en cuenta sus conclusiones. De momento nadie ha sido detenido en este caso, ya que el resultado de la investigación determinará si se abre juicio contra los responsables, algo que no ocurriría hasta 2024.
Las llamas rápidamente se propagaron por la fachada, ya que el bloque había sido revestido con un tipo de material compuesto de aluminio inflamable, y se convirtió en una ratonera. Alrededor de 600 edificios en Inglaterra tenían un revestimiento similar al usado en la Torre Grenfell, reconoció la entonces primer ministra Theresa May. Una tragedia que conmocionó al país y provocó un examen de conciencia por las denuncias de los supervivientes de las condiciones en las que malvivían. Este martes, cientos de familiares de las víctimas y supervivientes se reunirán en la Abadía de Westminster y en la zona cero de la tragedia.
Cinco años después no se ha tomado ninguna decisión sobre el futuro del edificio, pero la Comisión Conmemorativa de la Torre Grenfell dijo que un jardín en recuerdo a las víctimas era la idea más popular de una encuesta entre los supervivientes, familiares y residentes. Cuatro meses después, las autoridades cubrieron el edificio de blanco con corazones verdes y el mensaje: "Por siempre en nuestros corazones". Pero el recuerdo persiste. “Dondequiera que vayas, verás la Torre Grenfell. Vas a cualquier lugar cerca del área, ves la torre", lamenta Eman Yosry, una vecina de la zona.
De momento, el Gobierno británico ha anunciado que los promotores inmobiliarios tendrían que pagar alrededor de 5.000 millones de euros por el coste de retirar el peligroso revestimiento de edificios de entre 11 y 18 metros de altura. El incendio fue el más mortífero en en un edificio residencial desde la Segunda Guerra Mundial.