El prefecto de la Policía de París, Didier Lallement, ha reconocido que la gestión realizada durante la celebración de la final de la Liga de Campeones de fútbol, que el Real Madrid conquistó el pasado 28 de mayo, fue un "fracaso".
Los instantes previos al encuentro, que enfrentó al conjunto blanco y al Liverpool, estuvieron marcados por el caos en las inmediaciones del estadio en Saint-Denis, donde las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos. Como consecuencia de ello, un niño británico, de tan sólo 11 años, aseguró que tuvo miedo de "morir".
El evento "fue a todas luces un fracaso", ha subrayado Lallement, quien se ha disculpado con los seguidores españoles e ingleses que se desplazaron a la capital francesa por los momentos de inestabilidad vividos especialmente antes del inicio del partido.
El jefe policial ha lamentado que hubiese personas "empujadas y agredidas" y que la imagen del país se haya visto dañada. Sin embargo, durante una comparecencia en el Senado en la que ha dado explicaciones, también ha defendido algunas de las prácticas más polémicas como fue la utilización de gases lacrimógenos.
Lallement ha expresado su pesar porque estos gases afectasen a personas "de buena fe, especialmente familias", pero al mismo tiempo ha resaltado que era la única manera de reducir la presión sobre los accesos al Estadio de Francia, sede del choque. También ha dicho que parecía "la única forma" de hacer retroceder a la multitud sin llevar a cabo una carga directa.
El prefecto ha querido destacar que la labor de la Policía evitó "una tragedia" y el hecho de que finalmente se pudiese jugar el duelo sin que hubiese daños personales graves en las inmediaciones. Además, ha respaldado las cifras que maneja el Ministerio del Interior y ha reiterado que podía haber en dicha zona entre 30.000 y 40.000 personas.