Reino Unido amanece con Boris Johson todavía como primer ministro. El mandatario ha conseguido salvar la moción de censura de su propio partido, el partido conservador, por el escándalo de las fiestas durante la pandemia. Sobrevive, de momento, al llamado Partygate, pero queda muy tocado. Su antecesora tuvo que abandonar el cargo tras una votación similar en la que obtuvo más apoyo.
El primer ministro británico, Boris Johnson, finalmente ha superado la moción de censura interna planteada por los propios diputados de su partido, el Partido Conservador, según ha informado un portavoz de la formación. Un total de 211 diputados han votado a favor de Johnson y 148 en contra. Es decir, no tiene el apoyo del 40% del partido.
Los diputados del Partido Conservador han votado en contra de la propuesta de moción de censura interna planteada tras la publicación de cartas de censura por parte del 15 por ciento de la bancada 'tory'.
Johnson ha superado así los 180 votos para mantenerse en el poder, aunque la historia apunta a que incluso si los logra por un estrecho margen, su futuro es incierto, ya que en este tipo de situaciones, un primer ministro al final es destituido. Sin ir más lejos, su antecesora, Theresa May, tuvo que abandonar el cargo tras una votación similar en la que obtuvo más apoyo.
El propio Johnson afirmó cuando Theresa May se sometió a esta moción de censura y logró un 63 por ciento de apoyo que fue "un muy mal resultado, mucho peor de lo que parece". Por eso, como Johnson ha conseguido menos de 226 votos ha sido un duro revés porque supone un resultado peor que el de May, que finalmente abandonó el cargo seis meses después de la moción de censura interna.
Sin embargo, ahora, el ministro del Partygate, ha didho que su resultado es "contundente, decisivo, que significa que como Gobierno podemos seguir adelante". Borish Johson sobrevive por la mínima, aunque no se sabe por cuanto tiempo. Con los tories divididos no le va a ser fácil gobernar.
La actitud del primer ministro pidiendo disculpas a medias y sin mostrar el suficiente arrepentimiento ante los votantes por el llamado 'partygate' podría pasar factura a toda la formación, al Partido Conservador.