La gran ofensiva rusa para tomar la región ucraniana del Dombás gana terreno a cada día que pasa. El avance de sus fuerzas, con el apoyo de sus aliados prorrusos, es lento pero inexorable. Este viernes caía la ciudad de Limán, en el este del país, una pequeña población que contaba con 20.000 habitantes al inicio de la guerra pero que tiene un importante valor estratégico: es un importante nudo ferroviario, está muy cerca de la carretera que enlaza con Kramatorsk, la principal ciudad de la región de Donetsk que aún sigue bajo control ucraniano y se encuentra al oeste de las ciudades de Severodonetsk y Lisichansk, dos de los mayores enclaves que aún mantiene Ucrania en Lugansk.
En Severodonetsk, de hecho, el asedio ya ha comenzado. Las tropas rusas ya están en la ciudad y los combates se suceden en las afueras, ha comentado este viernes en Telegram el gobernador de la provincia de Lugansk, Serhiy Gaidai. Las autoridades ucranianas informaban, además, de que más de 1.500 personas, entre civiles y militares han muerto en la ciudad desde el inicio de la guerra. El 90 por ciento de los edificios han sido destruidos por los bombardeos rusos. Un porcentaje similar de destrucción ha sufrido su ciudad gemela, Lisichansk.
Según Gaidai: "Los rusos están atacando la ciudad desde diferentes puntos, pero no han podido romper las líneas de defensa y la lucha continúa". El gobernador regional asegura que casi toda la región de Lugansk está ya bajo control ruso. Sin embargo, aún confía en la resistencia. "No podrán capturar la región de Lugansk en los próximos días como han predicho los analistas", aunque reconoce que, a pesar de que en la zona hay efectivos suficientes para defenderse, es posible que se vean obligados a retirarse para no ser rodeados por las fuerzas rusas.
Aunque lentamente, los objetivos de Putin en el Dombás parecen estar prosperando ante una Ucrania que se defiende metro a metro pero que se bate en una ordenada retirada. Los analistas coinciden en que Kiev no tiene intención de ceder un terreno que posteriormente pueda ser perdido en unas hipotéticas conversaciones de paz. Sin embargo, la nueva estrategia rusa parece estar dando frutos a base de artillería y concentración de tropas.
El asesor del presidente Zelenski, Oleskiy Arestovych, se veía obligado a reconocer este viernes que las tropas rusas estaban mejorando sus tácticas y operaciones. Y ya avanzada la noche era el propio presidente ucraniano el que aludía a que Rusia está intentando alcanzar ahora los verdaderos objetivos que se había marcado al inicio de la guerra. La única diferencia que ve Zelenski es que lo que Putin pretendía conseguir en días puede tenerlo ahora al alcance de la mano pero tras más de tres meses de guerra.
"Como era de esperar, la situación es muy difícil", ha declarado el mandatario ucraniano en su mensaje diario a la población ucraniana en el que ha detallado que Rusia ha concentrado en la región del Donbás "la máxima artillería", así como grandes reservas para perpetrar ataques con misiles y aviones.
Aún así, Zelenski ha señalado que el Ejército ucraniano está protegiendo el territorio nacional con unos recursos limitados que espera en un futuro ampliar. "Estamos haciendo todo lo posible para fortalecerlo. Y nos fortaleceremos", ha añadido el presidente de Ucrania que confía en que el Donbás acabará en manos ucranianas. "Si los ocupantes piensan que Limán o Severodonetsk serán suyos, están equivocados. Donbás será ucraniano. Porque esto somos nosotros, esta es nuestra esencia", ha expresado Zelenski.
Sin embargo, y a pesar del discurso de resistencia para mantener la moral de victoria de Zelenski, Rusia lleva ganando posiciones en el este del país desde que la semana pasada lograra romper las líneas de defensa de Ucrania en la ciudad de Popasna, al sur de Sievierodonetsk. Kiev no se apunta una gran victoria desde que logró hacer retroceder a los rusos y los expulsó de Jarkov a primeros de mayo. Sin embargo, desde entonces, las fuerzas ucranianas no han logrado atacar las líneas de suministro rusas en el Dombás.
En este sentido, el primer ministro británico, Boris Johnson, urgía este viernes a los países aliados a decidirse pronto a suministrar a Ucrania sistemas de lanzacohetes múltiples a larga distancia, conocidos como MLRS, porque Rusia "sigue comiendo terreno" en el este del país, donde ha enfocado sus operaciones en las últimas semanas y está consiguiendo un "progreso lento pero palpable".
La posibilidad de suministrar estas armas a las fuerzas ucranianas ha sido acogida con cautela por algunos de los países aliados. Estados Unidos se inclina a apoyarla pero otros creen que se corre el riesgo de que Ucrania las utilice para atacar territorio ruso. Johnson, por su parte, asegura que la entrega de estos sistemas, que permiten el lanzamiento de cohetes guiados o misiles de largo alcance, es el camino a tomar en lugar de intentar alcanzar un acuerdo de paz con el presidente ruso, Vladimir Putin. Y que respondería a propósitos eminentemente defensivos contra "la brutal artillería rusa".
Esa artillería rusa volvía este viernes a bombardear Járkov en un ataque que ha dejado nueve muertos, entre ellos un niño, y una veintena de heridos. Ataques que reavivan el temor a que la ofensiva rusa, de seguir progresando, intente retomar la ciudad tras haberse la retirada de primeros de mayo.
Por su parte, en su petición de más armas y más potentes a Occidente, Ucrania advierte de que la Tercera Guerra Mundial podría estallar en caso de que Rusia se haga con la victoria en la guerra.
Mijailo Podoliak, asesor de la Presidencia de Ucrania lo ha expresado así: "Es muy simple. Si Rusia no pierde, el revanchismo y el chovinismo ruso aumentarán. Serán más y más graves. La Tercera Guerra Mundial, que tanto se teme, tendrá lugar", ha dicho Podoliak, quien ha lamentado que, si se hubieran entregado antes armas a Ucrania, "no habría tenido lugar (la matanza de) Bucha".
Asimismo, ha recalcado que Rusia considera que tiene suficientes recursos para acometer su ofensiva en el este del país y ha denunciado que "quieren al menos quedarse con parte del territorio (de Ucrania)". "Por eso hay combates muy intensos", ha reseñado. Podoliak ha explicado además que la guerra terminará "según los términos de Ucrania", si bien ha reconocido que ahora mismo es "imposible" decir si se podrá alcanzar un acuerdo legalmente vinculante sobre las "garantías después de la guerra". "Es clave para Europa. La transformación de Rusia empezará a nivel interno, no se trata ya de Ucrania. Es una cuestión sobre seguridad europea y global. La transformación del sistema político ruso sólo empezará si Rusia pierde", ha zanjado.