Hoy se cumplen 10 años del inicio de la guerra de Siria. 10 años para una población que, según la ONU, ha sufrido "alguno de los mayores crímenes del mundo". Los datos son devastadores: la mitad de los niños nunca ha vivido un día sin guerra y el 60% de los sirios corren el riesgo de pasar hambre.
Lo que empezó en 2011 como una revuelta contra el presidente Bashar Al Assad ya ha cumplido 10 años de cruenta guerra civil. En esta década han muerto 387.000 personas. De ellas, 22.000 son niños.
La guerra ha provocado uno de los mayores éxodos de la historia reciente. Más de cinco millones de refugiados repartidos por Turquía, Líbano o Irak.
Un conflicto que apuntaba a durar poco cuando los rebeldes se hicieron casi con el control del país. Pero las alianzas de Bashar Al Assad han decantado la balanza. Sobre todo, la total implicación de la Rusia de Vladimir Putin.
Al otro lado, la coalición internacional liderada por EEUU. Con apoyos específicos a ciertos grupos rebeldes, pero enfrascados en una guerra dentro de otra guerra: la librada contra el autoproclamado Estado Islámico.
El resultado, una Siria devastada. Donde los civiles que no han podido huir sobreviven como pueden en medio de una pesadilla.