Por fin el Banco de España ha presentado las instantáneas de los reyes Felipe y Letizia realizadas por la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz, que forma parte de su galería de retratos oficiales donde se muestra la historia de la institución desde su creación en 1782. Fotos llenas de glamour con un ambiente de luz muy especial.
Las instantáneas, que forman parte de la exposición 'La tiranía de Cronos', están muy cuidadas técnicamente y transmiten “realeza” desde la sencillez y relajación de Felipe, con una media sonrisa de complicidad, a la serenidad de Letizia, algo más tenso su rostro, sin tiara, para dar más protagonismo a Felipe. Destaca especialmente la luz del Salón Gasparini que inunda la estancia desde el ventanal y ofrece una fuerza especial a los retratos.
Hay un detalle que trascienda de la foto de Letizia y es cómo muestra el anillo en la mano izquierda sobre la capa, señal de empoderamiento, con lo que quiere demostrar que se ha ganado a pulso su papel de consorte.
Son retratos muy dispares en los que Annie ha conseguido plasmar la espectacularidad cinematográfica de “cuento de hadas” y a la vez marcado carácter institucional. Desde el punto de vista del lenguaje no verbal, destaca la mirada de Felipe VI, directa al espectador, y la de Letizia que se dispersa más en el objetivo de la cámara.
Este posado, al estilo de Hollywood, juega con el fondo recargado, pero la técnica digital utilizada por Leibovitz es capaz de dar protagonismo a las figuras sin desvirtuar los fondos. En el ámbito de la fotografía profesional los expertos dan tanta importancia al retrato como al fondo porque al final el resultado es un todo en su conjunto, como ocurre en este caso.
La expresión no verbal de Felipe en el retrato nos está transmitiendo majestuosidad y a la vez cercanía con el ceño ligeramente fruncido en señal de cierta preocupación, mientras que la posición de cabeza y hombros de Letizia nos transmiten seguridad en ella misma y disposición de apoyo a la función institucional de la Corona.
Es diferente la imagen que nos proyectan los monarcas viendo las fotos por separado y juntas. Si observamos primero la foto de Felipe, esperamos ver a su esposa con el mismo aire de sobriedad. Sin embargo, si pasamos a la foto de Letizia, no es tanto una continuación de esa severidad, sino un tránsito hacia la espectacularidad del retrato en sí mismo, como una obra de arte digna de admirar.
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