Entrevista a Juan José Ballesta: "No he tenido adicciones, en vez de estar en la discoteca estaba dando biberones"

Juan José Ballesta tiene mucho que contar. La fama le pilló cuando apenas era un crío. Tanto que, tras ganar un Premio Goya con sólo 12 años al protagonizar la película El Bola, se convirtió para siempre en el niño con cara de travieso conocido mundialmente como El Bola.

El cine le trajo muchas cosas: popularidad, un colchón económico, codearse con una lista selecta de personalidades... Pero también le ha quitado muchas otras: privacidad, disfrutar de una infancia normal como cualquier otro niño de su barrio... Y le ha generado otras tantas: bullying en el colegio, estrés, numerosas polémicas y un sinfín de prejuicios... Y es que "ser famoso es una puta mierda", relata el actor. 

Estos últimos meses, dos escándalos han marcado su vida: una denuncia por agresión sexual y otra por robo. El primer caso sigue abierto. Por el segundo ya quedó absuelto. Ahora, el de Parla ha sorprendido a propios y extraños con el lanzamiento de su autobiografía, titulada La vida mejor: El Bola, la fama, el cine y todo lo demás. En el libro narra cómo vivió sus primeros años en el mundo de la interpretación, así como su experiencia con la paternidad cuando apenas tenía 20 años y la ruptura sentimental con la madre de su hijo. Pero hace especial hincapié en estos dos problemas judiciales que le han hecho copar numerosos titulares polémicos en la prensa este último año.

La web de Informativos Telecinco ha charlado con él sobre sus memorias, la fama, las denuncias, el amor y la familia.

Pregunta: ¿Por qué decidiste lanzar tus memorias? 

Respuesta: Fue a raíz de una entrevista que hice a principios del año pasado. Me llamaron los de Ediciones Destino y me dijeron que les había parecido un chaval muy inspiracional, y que si quería hacer un libro. Le di un par de vueltas y dije 'pues vamos a hacerlo, si tenemos muchas historias para contar', y me puse con ello. 

P: En el libro comentas que has sufrido los excesos de la fama, esa que te llegó siendo muy pequeño. ¿A qué excesos te refieres y qué cosas malas te ha dado la fama? 

R: Bueno, tampoco he tenido muchos, adicciones no he tenido. Pero sí he sido padre muy joven y he estado siempre pendiente del niño. Cuando me quería dar cuenta, en vez de estar en la discoteca estaba dando biberones. También me ha traído la fama estos problemas judiciales que salieron hace un año, que es un poco de lo que hablo también el libro, del precio de la fama. Por suerte ya se están solucionando, pero son cosas que por ser famoso muchas veces te pasan y te ves involucrado en problemas que no van contigo. 

P: Como te comentaba, te llegó la fama muy pronto y en un momento en el que tu familia no estaba pasando por buenos momentos económicos. ¿Cómo gestionaste por aquel entonces el dinero? 

R: Me acuerdo cuando salió la película de los Gremlins que mi madre se puso a trabajar en la construcción para poder comprarme un muñeco porque no llegaba el dinero. Mi padre era carpintero, lo que ha sido toda su vida. Pero pese a eso nunca han tocado mi dinero. Si yo alguna vez les he querido ofrecer algo, nunca me lo han cogido. Lo tenía en una cartilla. Hasta los 18 años no me dieron el dinero porque imagínate, siendo un niño, igual aparecía con 200 balones o con toda una tienda de ropa de chándal.  

P: Dices en tu autobiografía que una de tus primeras compras con ese dinero fue regalarle un coche a tu madre. 

R: Sí, además me sentí muy orgulloso de poder ayudarla. Ella ha hecho mucho siempre por mí, es más, la dedico un capítulo entero en el libro, y es que claro, me ha parido ella, es mi madre. Tanto ella como mi padre son mis pilares. 

P: Al final, es devolver lo que ellos te dan. 

R: Eso es, tampoco me han exigido nunca devolverles nada. Es un orgullo y una satisfacción poder darle un coche a tu madre y decirle 'toma, la llave de tu coche'. Es una alegría extrema. 

P: Te diagnosticaron un Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) cuando eras niño, ¿cómo afecta ahora en tu día a día? 

R: ¿No me ves? Nervioso constantemente (Se ríe). Pues nada, me dieron una medicación que me sentaba un poco mal, me causaba efectos adversos y me ponía muy malo. Entonces descubrí que para estar bien, por lo menos para mí, tenía que levantarme pronto por la mañana, hacer muchas cosas durante el día y hacer deporte para llegar a la cama y caer derrotado, sin estar tumbado, moviendo el pie o pensando en qué voy a hacer al día siguiente. Esa es mi estrategia. 

P: Mantenerte entretenido todo el tiempo posible. 

R: Claro, es que si no haces eso estás hablando de una cosa y ya estás pensando en la siguiente. Tu cabeza te va a mil por hora. Pero bueno, siempre lo he sabido llevar, desde mis nervios, que ya ves lo nervioso que soy. 

Nunca he sido un chulo, no me gusta vacilar ni alardear y quiero pasar desapercibido

P: ¿Por qué crees que se te ha catalogado como "juguete roto"? 

R: Pues no sé. Nunca me he considerado un juguete roto pese a que lo han dicho varias veces. Nunca he estado de acuerdo, pero bueno, cada uno es libre de decir lo que quiera. Yo sigo activo, acabo de sacar el libro, voy a estrenar una serie, trabajo... Nunca he sido ningún juguete roto, si no, no estaría trabajando y estaría perdido en la vida. 

P: ¿Sólo tienes la imagen de ser un chulo o también lo eres? 

R: Son mis maneras. Yo es que soy así de chulillo, pero desde que nací, o sea, son mis maneras. Yo nunca he sido chulo, nunca he mirado por encima de nadie, nunca he sido prepotente, nunca he tenido ego, siempre le he inculcado a mi hijo unos valores, una estructuración de su vida, unos hábitos. Mi hijo está trabajando en un taller de carrocería, tiene su vida hecha, todo bien organizado... En fin, no me gusta vacilar ni alardear y me gusta pasar desapercibido, aunque a veces no pueda. 

P: Hay personas que no entienden por qué después de haberte dedicado al mundo del cine también has estado trabajando colocando pantallas led. 

R: Bueno, ahora estoy con un software de gestión de hostelería, que está yendo bastante bien. Pero sí, luego aparte también monto pantallas. La gente ya sabes que critica todo y se mete en todo. Pero la vida del actor es compleja. A lo mejor te llegan tres películas de golpe y luego te tiras cinco meses sin trabajar o un año entero porque no das las características para el proyecto. Y qué hago yo cinco meses en el barrio, muerto de aburrimiento. ¿Tendré que hacer algo, no? Y si algún día dejara de ser actor, ahí tendría otra vía de negocio y un sustento. Soy muy currante e hiperactivo, entonces me gusta estar todo el día liado. 

P. ¿Cómo ha cambiado tu vida este último año a raíz de las dos denuncias? 

R: Fue una época en la que lo pasé bastante mal, muy mal, porque son cosas que no van conmigo. Una de ellas, la del robo, ya está aclarada. Me dijeron que si ahora quería denunciarle yo a él, pero yo no quise, yo no pago con la misma moneda, yo tengo mi propia moneda de pago y mis valores, y si ya se ha solucionado el tema, pues ya está. Sobre la otra denuncia, ya se están solucionando las cosas y de momento va todo bien, pero sí que es verdad que pasé una época bastante mala. He sufrido mucho y me ha afectado bastante. Eso sí, he tenido mucho apoyo de la gente de mi barrio, de mi familia, y me he sentido muy arropado. 

Te meten en un calabozo con 20 personas, con delincuentes, cuando tú no lo eres

P: Dices que el caso por la agresión sexual sigue abierto, ¿en qué punto se encuentra? 

R: Hemos pedido el sobreseimiento del caso y estamos a la espera de que digan algo para que no se alargue más, porque ya no va para ningún lado, pero claro, sigue abierto. Eso sí, estoy con la conciencia tranquila y siempre manteniendo la presunción de inocencia. 

P: También afirmas que la noche en la que te denunciaron por robo fue la peor noche de tu vida. 

R: Sí, el problema lo tuve en un distrito, entonces me dejaron ahí detenido, después me llevaron a otro y luego a Plaza Castilla. Entonces yo, que soy una persona que no está acostumbrada a esos ambientes, lo pasé fatal. Te meten en un calabozo con 20 personas, con delincuentes, cuando tú no eres ningún delincuente ni has hecho nada... Y después de todo dices: '¿Y ahora quién me va a pagar todo lo que yo he pasado?'. Porque ya no es sólo lo mal que lo he pasado y que se haya demostrado que no era verdad, sino también todo lo que se ha hablado de mí.  

P: ¿Cómo te ha afectado tanto profesional como personalmente? 

R: Profesionalmente me cerraron las puertas en muchos sitios. Claro, empezaron a hablar del tema, primero sale una denuncia y de repente la otra tan seguida... La gente no confiaba en mí y opinaba sin saber. Por suerte se está aclarando y ya me van abriendo un poco más las puertas, pero sí que es verdad que me vi un poco acosado tanto por la prensa como por la gente que me acusaba sin saber la realidad. Luego también las cosas se aclaran y nadie dice: 'Oye, perdona, que te hemos tachado', pero no pasa nada, lo importante es que se aclare y que no vuelva a pasarme nunca nada más esto, porque se pasa muy mal. 

P: En ese entonces también hacía falta saber más del asunto. ¿Qué ocurrió realmente? ¿Qué dice él? ¿Cuál es su versión? Aunque lo niegue, ¿cómo ha llegado hasta este punto? Y ahora con el libro has querido contar tu versión. 

R: Tampoco he profundizado mucho más en esos temas porque hay un caso que todavía está abierto, entonces lo que tenga que decir lo haré ante el juez, y lo que he contado es lo que puedo. Mi verdad.  

P: ¿Qué comentarios empezaste a escuchar en Parla sobre las denuncias?  

R: Yo los primeros días estuve muy mal, no entendía nada. Cuando me llegó la citación no podía creerlo. Si no conozco a esta persona, ¿cómo es posible? Lo pasé fatal. Pero me acuerdo de una cosa que me pasó entonces. Bajé al Mercadona a comprar unas cosas y estaba dándole vueltas al asunto sin saber cómo podía haber acabado metido en este fregado cuando yo no tenía nada que ver con esto. Iba con la cabeza agachada y me paró una mujer y me dijo: 'Tú eres El Bola. ¡Con la cabeza bien alta! Ya hemos visto lo que están diciendo de ti, los que te conocemos te queremos, así que la cabeza bien alta y tú orgulloso, tirando para adelante'. La gente empezó a aplaudirme y yo diciendo 'madre mía, qué vergüenza'. Así que la gente me ha apoyado bastante. Y es que yo siempre he sido una persona muy transparente, muy abierta y sin filtros, y quienes me conocen saben cómo soy. 

P: Tú, como padre, si eso le hubiera ocurrido a tu hijo, que de repente le llegara una denuncia por agresión sexual y él te lo niega, ¿tú qué le dirías? 

R: Bueno, pues lo que me han dicho a mí mis padres, que tire para adelante, que estamos contigo, que te conocemos, que te he parío’, que sabemos cómo eres y que nadie te quite tu alegría. 

Estoy soltero, pero no descarto tener una relación, porque soy un romántico

P: La ruptura con tu expareja y madre de tu hijo, Verónica, ocupa varias hojas del libro. Confiesas que sufriste una crisis personal. 

R: Con Vero lo pasé fatal, tuve una especie de depresión, me sentía mal. Estuve 15 años con ella, y es que luego no concibes la vida sin tu pareja. No me sentía bien ni yendo a comprar el pan e iba llorando. Pero bueno, el tiempo lo cura todo, ahora tengo una relación fenomenal con ella, la sigo queriendo y amando, pero de otra forma. Además, es la madre de mi hijo, y lo que le pasa a la madre de mi hijo me pasa a mí, así que cuidado con la Vero. 

P: ¿Y cómo se encuentra ahora tu corazón? 

R: (Risas) Pues se encuentra tranquilo y estable. Estoy soltero y trabajando a tope, con la vida de actor, mi trabajo, mi hijo, la pesca... De momento estoy bien, pero no descarto alguna posible relación si me surge, porque yo soy romántico, siempre lo he dicho. Así que déjame con mis cosas... que estoy muy tranquilo.

P: ¿Cómo te defines en tres palabras? 

R: Como una persona humilde, con los pies en la tierra, amigo de mis amigos y muy cariñoso. 

P: ¿Qué quieres transmitir con el libro? 

R: Explicar cómo he llevado mi vida, lo que conlleva ser actor desde tan pequeño, hablar de la salud mental, de cómo me he sentido sobrepasado cuando en mi carrera como actor estaba muy arriba, lo que denomino mal de altura, y de cómo he sabido parar y retirarme porque no era feliz. También hablo de la familia, de mis principios, de la educación a mi hijo... No es un mensaje en sí, sino es contar mi vida como modo de aprendizaje.

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