Thomas Henry Charles y Laura Rose Parker Bowles podrían pasar desapercibido en pleno centro de Londres. Ambos llevan sus vidas en un discreto segundo plano y lejos del foco mediático. Sin embargo, llevan años expuestos ante las cámaras y con sólo oír sus apellidos se descifra que no son personas anónimas. Que sus figuras están relacionadas con la Corona de Reino Unido. Su madre es nada más y nada menos que la reina Camila y ambos son fruto del primer matrimonio de la esposa del rey Carlos III con Andrew Henry Parker Bowles.
Tom es ahijado del soberano británico, es un famoso crítico gastronómico y tiene dos hijos, Lola y Freddy. Laura está ligada al mundo del arte y se casó con el exmodelo Harry Lopes, con quien tiene tres hijos en común, Eliza y los gemelos Gus y Louis. De este modo, la reina consorte tiene cinco nietos, a quienes adora.
Son escasas las veces que se han dejado ver públicamente y que han acudido a algún acto institucional, aunque sus rostros son de lo más conocidos para los expertos en casas reales. Los dos hijos de la monarca estuvieron presentes en la boda del príncipe Harry y Meghan Markle y en el funeral de la reina Isabel II, entre otros momentos. De ahí que su relación con la Familia Real británica sea de lo más estrecha y que conozcan los detalles que se esconden tras las puertas de Buckingham.
Ahora, el primogénito de la reina Camila, que este jueves 26 de septiembre lanza el libro Cooking & The Crown: Royal Recipes From Queen Victoria to King Charles III, ha dado la última hora de uno de los grandes misterios que la Casa Real intenta tapar: el reservado estado de salud del rey Carlos III en medio de su cáncer.
"El cáncer es realmente una mierda", ha asegurado sobre el diagnóstico de Su Majestad a la revista Vogue. "El rey está recibiendo el mejor tratamiento. Es un gran hombre y un hombre duro, y simplemente hay que seguir adelante. Por supuesto, cualquiera que tenga a alguien a quien amar con cáncer se va a preocupar".
Fue el pasado 5 de febrero cuando Buckingham anunció que el rey Carlos III había sido diagnosticado de cáncer, provocando todo un tsunami mediático y una crisis histórica en el Palacio. Incluso se llegó a hablar del riguroso protocolo en caso de su muerte que Buckingham ya había preparado y que fue bautizado como Menai Bridge -para la reina Isabel II se utilizó el London Bridge-.
Desde entonces, poca información había trascendido sobre el estado de salud del rey. Era en abril cuando retomaba su agenda real y regresaba a sus compromisos institucionales en plena lucha contra su enfermedad. Se desconoce qué tipo de cáncer padece.
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